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Manifiesto laborista anti-CEE para las elecciones al Parlamento Europeo

Un James Callaghan notoriamente incómodo presentó ayer en Londres el manifiesto del Partido Laborista británico para las próximas elecciones al Parlamento Europeo. El programa laborista contiene una clara amenaza sobre la permanencia del Reino Unido en el Mercado Común si éste no reforma «fundamentalmente» su estructura actual.

La demorada publicación del manifiesto labour, punto de arranque formal de la campaña electoral, sigue a una tormentosa reunión del comité ejecutivo nacional del partido en la que virtualmente fueron impuestos al ex primer ministro los puntos de vista anticomunitarios de la mayoría de sus miembros. El manifiesto fue aprobado por diecinueve votos contra cuatro y el propio Callaghan se abstuvo por considerar que el documento refleja fundamentalmente una postura de hostilidad hacia la CEE.Las tres misiones básicas de los diputados laboristas en Estrasburgo serán, según el líder del partido, la modificación de la actual política agrícola de los nueve -calificada de «farsa muy cara»-, la reducción del presupuesto comunitario y la lucha contra el desempleo, sobre todo el causado directamente por la introducción de nuevas tecnologías. Junto al señor Callaghan ocupaban la presidencia tres fervientes antimercadistas: el ex ministro de energía, Anthony Benn, la también ex ministro laborista Barbara Castle y el diputado Eric Heffer, un distinguido exponente de la izquierda del laborismo.

La campaña del laborismo, que se sentará en Estrasburgo con los partidos socialistas europeos, comienza, como se preveía, con el pie forzado de una profunda división del partido a propósito de la permanencia en la CEE. No es casualidad que se haya lanzado en vísperas de un largo puente festivo, hasta el próximo martes, lo que reducirá prácticamente a una semana su duración, toda vez que la votación se celebrará en el Reino Unido el 7 de junio.

Las críticas del manifiesto laborista contra el funcionamiento actual del Mercado Común van mucho más allá de las que sirvieron de base al partido en su plataforma para las elecciones generales británicas a comienzos de mes. Entonces, el señor Callaghan impuso su criterio y la cuestión de una eventual retirada no se contemplaba, al contrario que en esta nueva versión aprobada por gran mayoría y presumiblemente teledirigida desde las posiciones izquierdistas de Anthony Benn, con quien James Callaghan tuvo el miércoles un acalorado intercambio de opiniones.

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