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Estreno de "Mujer entre perro y lóbo", de André Delvaux

Hoy se estrena en Madrid la última película del cineasta André Delvaux, Mujer entre perro y lobo, presentada a competición en el Festival Internacional de Cine de Cannes, clausurado ayer. La película, hablada en flamenco, se basa en un guión original de Delvaux, escrito en colaboración con Ivo Michiels. Augusto Martinez Torres traza un perfil del director y de su obra

.André Delvaux nace en 1926 en Heverte, cerca de Lovaina. Estudia filosofía germánica y derecho en la Universidad Libre de Bruselas y piano y composición en el Conservatorio Real de Bruselas. Dirige un seminario anual de estudio del lenguaje cinematográfico en e Instituto de Sociología de la Universidad Libre de Bruselas. Entre 1960 y 1966 dirige una serie de programas de televisión sobre diferentes realizadores cinematográficos. Ha escrito y dirigido cinco largometrajes que por el personal estilo con que están realizados y por la investigación que desarrollan sobre el comportamiento individual le han convertido en uno de los grandes creadores del cine europeo. A El hombre del cráneo rasurado (1965), hablada en flamenco y basada en una novela de Johan Daisne, sigue Una tarde, un tren (1968), hablada en francés y también sobre una novela de Daisne. Más tarde hace en francés Cita en Bray (197l), sobre un cuento de Julien Grecq, y Bella (1973), sobre un guión original suyo. En el reciente Festival de Cannes ha competido con su última película, Mujer entre perro y lobo (1979), hablada en flamenco y basada en un guión original escrito en colaboración con el conocido escritor flamenco Ivo Michiels, que ahora se estrena en Madrid. Sobre esta película ha dicho Delvaux:«Trata del amor de Liéve por dos jóvenes. Durante el primer año de la guerra, 1940, Liéve se casa con Adriaan, el idealista flamenco que la ocupación acerca a Alemania y arrastra lejos de Anveres. En 1942 Liéve aloja al maquis François, y descubre qué es el amor. Al final de la guerra encuentra a Adriaan maltrecho, y no se decide a bandonarlo, pero prosigue su pasión por François. Contra estas contradicciones del corazón se desencadenan la hipocresía de unos, la mediocridad de otros. De año en año, Liéve se aleja de Adriaan, irremisiblemente encerrado en sus obsesiones fascistas, y siente que François, separado por una existencia exterior, se aleja de ella. En esta sociedad al borde del cambio, Liéve, sola con su hijo, tiene la intuición de una vida de mujer libre.»

«Un jardín. Una casa. Un jardín rodeado de muros blancos y una casa tranquila como un convento en los confines de Anveres. Ahí vive Liéve con Adriaan, ahí recoge a François, le esconde en el sótano hasta que conoce eljardín de noche en un florecimiento de la sensualidad que Liéve vive con él. Este jardín donde pasan los días y las noches, las estaciones, los ruidos de la guerra que merodea alrededor, es más que un elemento atmosférico: es el tema, bien conocido en Flandes, de la devoción mística enroscada en sí misma, pequeño espacio cerrado en el gran espacio sugerido por los sonidos de la ciudad, íntimo y propicio a la alerta de los sentidos.»

«Hemos situado la historia de Liéve, Adriaan y François durante los años accidentados de Flandes, de forma que el eco del ruido y la furia dan a este intimismo su fuerza y su terrible fragilidad. Queremos dar testimonio de esta historia que el cine flamenco nunca había abordado. Testimonio sensible, sobre todo , porque más que de historia se trata de matices en el recuerdo. Los sonidos y los colores de nuestro recuerdo, así como la imagen de una casa y un jardín flamenco y la imagen sonora de Anveres durante la guerra, sus silencios y sus ruidos, sus voces y sus músicas, percibidos desde el puesto de vigilancia que es un jardín de noche.»

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