Santiago Serrano
De algunas exposiciones me es verdaderamente difícil escribir, por ejemplo, ésta de Santiago Serrano. Cuando gran parte de los que en años pasados se embarcaron en la ortodoxia de la pintura-pintura están dando marcha atrás, él sigue, dale que dale, se diría que más ortodoxo que nunca. Pero no estriba aquí la dificultad. El problema nunca es hacérsela de ortodoxo o de heterodoxo, sino hacer buena o mala pintura.Mi dificultad es más bien simplona. Estoy convencido de que aquí hay buena pintura, de que se trata de una excelente exposición y de que algo funciona, pero, lo confieso con toda modestia, no sé qué es.
Hay pintores que priorizan sobre todos los demás elementos de la pintura el color. Aquí el color puede ser lo más importante, pero se encuentra reducido a su mínima expresión. Privan los grises, sobreponiéndose o contrastando con el blanco, distribuidos en grandes espacios o bandas verticales, y aplicados sin dejar entrever apenas gesto o pincelada. Tan sólo alguna leve transparencia, algún reborde rompiendo la monotonía de unos lienzos que, sin ser monótonos en absoluto, diríase que reúnen todas las condiciones para serlo. El gris es el anticolor por excelencia, cuando algo es soso y no tiene gracia ni color suele decirse, «es gris», con intención evidentemente despectiva. Sin ser imposible, recordemos, sin ir más lejos, la época gris de Gerardo Rueda o algunos lienzos de Broto, pienso que es verdaderamente difícil pintar en gris.
Santiago Serrano
Galería Aele. Claudio Coello, 28. Madrid.
Otros abstractos parecen priorizar, sobre todo, el tamaño, la dimensión. Aquí el tamaño, con ser importante en un par de lienzos, no resulta tampoco lo fundamental. Se expone mucha obra pequeña, que no desmerece en nada a la grande.
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