Estudiantes iraníes "juzgan" en París a un periodista próximo al sha
La justicia expeditiva coránica-revolucionaria ¿va a ser exportada al exterior y, más concretamente, a Francia? Los galos ya empiezan a temer lo peor, tras el «proceso» sufrido en París, en la Ciudad Universitaria, el último fin de semana, por el periodista iraní Freidune Sahebjam.Este periodista, al parecer próximo al sha de Irán, fue el que, días atrás, pudo entrevistarse con el ex soberano en las Bahamas. El pasado sábado, el señor Sahebjam se encontraba, con una amiga, en la Ciudad Universitaria de París. De repente fue reconocido por algunos estudiantes iraníes, que lo «capturaron» e inmediatamente decidieron «procesarlo». En la residencia de la Casa de Italia (en la que viven los iraníes), unos cien estudiantes partidarios del patriarca Jomeini, durante cinco horas, interrogaron sin respiro al «colaborador del sha» tras haberlo cacheado, golpeado e injuriado. El periodista se defendió como mejor pudo y consintió hacer su autocrítica. Dijo que «la savak era un Estado dentro del Estado», afirmó que el sha había traicionado tres veces: primero, haciendo de Irán un bastión privilegiado de Occidente en el Próximo Oriente; segundo, haciendo de Irán un universo carcelario, en el que la oposición arriesgaba su vida; y tercero, abandonando el país, porque un comandante no abandona el barco cuando éste se hunde.
Cuando fue interrogado sobre las relaciones íntimas del sha con el imperialismo americano, el periodista dejó levemente perplejos a sus «jueces» cuando respondió: «El sha no tenía sólo relaciones íntimas con el imperialismo americano, sino que también mantenía relaciones muy estrechas con el imperialismo ruso.»
Al final del «proceso» hubo división de opiniones para establecer un veredicto «justo»: en un primer tiempo se especuló sobre la conveniencia de cortarle la cabeza al periodista. Algunos preferían ahorcarlo. Los más «jomeinistas» propusieron fuera entregado a la embajada iraní en París, y por fin el periodista fue liberado. Por otra parte, los franceses empiezan a desconfiar de los buenos augurios que ofrecía la «luna de miel» tramada entre los gobernantes de París y el ayatollah Jomeini cuando este último, durante el invierno pasado, rezaba mansamente en la tienda de campaña montada en el pueblecito de Neauphle le Chateau. Anteayer, el «guía» coránico anunció a las autoridades francesas que rescindía el contrato según el cual los técnicos franceses debían construir cuatro líneas de Metro en Teherán, negocio que suponía para la caja de divisas francesas 17.000 millones de francos, es decir, más de 200.000 millones de pesetas.
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