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Reportaje:Irán, el lento camino de la revolución / y 3

Un futuro salpicado de dudas e incertidumbres

Poco a poco, de los pozos vuelve a salir petróleo con un cierto ritmo uniforme. Para tratar de tapar los parches más urgentes de la economía, se acelera la exportación. Los precios son los más altos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y los plazos de pago se han hecho más ceñidos: de sesenta días se ha pasado a treinta. La semana pasada se hacían públicos los contratos firmados con doce países, entre los que se encontraba España, Estados Unidos y Gran Bretaña. Estos dos últimos han sido, curiosamente, los Estados más criticados por el ayatollah Ruhollah Jomeini, ya desde antes de la revolución.Las necesidades internas de Irán se cubren, tan solo, con 700.000 de los más de tres millones y medio de barriles que cada día se extraen de los pozos de petróleo.

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El responsable de la Compañía Nacional Iraní del Petróleo (NIOC), Hassan Nazih, ha reconocido, sin embargo, que aún siguen existiendo problemas. Unas veces han sido los directivos iraníes que han tenido que dimitir ante la presión de los trabajadores y aún no han podido ser sustituidos. Otras veces (casi siempre), los técnicos extranjeros que se han negado a volver... Entre esto y los largos meses de huelga, la maquinaria, mal cuidada, tiende a resentirse y, aunque se quiera, todavía pasará bastante tiempo hasta que se puedan alcanzar los antiguos ritmos de 5.660.000 barriles diarios.

Todos los contratos de obras realizadas por empresas extranjeras (que son la mayoría) se encuentran «en estudio». Muchas de ellas, suspendidas y sin atenciones desde hace más de seis meses, no tienen ya más futuro que el derribo. La construcción de dos centrales nucleares (una francesa, y otra, alemana), que estaban por acabar, ha sido suspendida. No deja de ser pintoresco plantear un ambicioso plan de construcción de centrales nucleares en un país sobrado de energía. Se supone, claro está, que el sha, en esta cuestión, respondía más bien a móviles estratégicos que energéticos.

Menos explicable que la parálisis de la edificación de las centrales nucleares, es el alto dado a la construcción del Metro de Teherán, que una empresa francesa llevaba ya bastante avanzado. Ahora se replanteará de nuevo el trazado. Los costos, mientras se espera una decisión, siguen multiplicándose.

Los franceses, que pensaban beneficiarse del cobijo ofrecido a Jomeini durante su exilio, parecen sorprendidos. La política exterior de Irán es capaz, en cualquier caso, de sorprender a cualquiera. Con malas relaciones con casi todos sus vecinos, Irán parece, ahora, querer entrar, de la mano de Libia, en el mundo islámico. En los mentideros políticos iranies se rumorea que la visita del primer ministro libio, Abdulislam Jalvad, que finalizó hace unos días, estaba relacionada con un ofrecimiento de asesoramiento militara Irán, cuyo Ejército está actualmente escaso de cuadros. El rumor, en cualquier caso, no pudo ser confirmado.

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Intelectuales en cólera

El techo de libertad de expresión cambia cada día. Los últimos movimientos gubernamentales (el paso de Yazdi a ministro de Exteriores, abandonando su «control de la revolución») parecen haber facilitado un mayor margen crítico. Intelectuales demócratas, como el jurista Matine-Daftari o los periodistas Djavadi o Atapur, han ido tomando tanta distancia- con respecto a este régimen, como la que tenían hacia el régimen del sha. Todos parecen temer, sin embargo, la crítica al primer ministro, Mehdi Bazargan, como si pensaran que más vale que sea él quien dirija el Gobierno, a la espera de tiempos mejores.

Las contradicciones entre Bazargan y Jomeini son cada día más evidentes. «Todos tenemos una parte en la revolución: trabajadores, empleados religiosos, guerrilleros, muyaidin, miembros del comité. Todos hemos pagado algo por esta gran revolución... Vemos cada día en los periódicos nuevas informaciones que hablan de fusilamientos. Todo el mundo teme y pregunta por el futuro: ¿Si estos comités y los guardianes de la revolución continúan sus actividades de la misma manera irresponsable (y teniendo en cuenta que están armados) ¿qué pasará con el país, la nación y el Gobierno? « Mientras el primer ministro grababa estas moderadas declaraciones para la televisión iraní, el Iman Jomeini se dirigía a un grupo de mujeres, la pasada semana: «Las manos de aquellos que han creado divisiones», decía Jomeini, «serán cortadas y las sepultaremos en el mismo camino en el que enterramos al antiguo y satánico régimen. Así haremos desaparecer todas sus raíces».

Incluso en el Bazaar, lugar clave en la lucha a favor de la vuelta de Jomeini, se comienzan a escuchar críticas al viejo líder. Para ciertos liberales, Jomeini es ya tan sólo «un rasputin con poderes hipnóticos».

Algunos cimentan sus esperanzas en que dos meses y medio no es tiempo suficiente para ver con claridad cuál ha de ser la inmediata evolución del proceso revolucionario. De momento, ya se han retrasado las elecciones para el Parlamento constituyente. que habrían de tener lugar, en principio, el próximo mes de junio. Al parecer, él retraso se debe a desacuerdos con el contenido del borrador de la Constitución, demasiado pobre en lo que respecta al pluripartidismo y a las autonomías.

«Ha pasado aún poco tiempo», concluye optimista un miembro de la izquierda laica, «Jomeini puede ser tan solo el Spinola de la revolución iraní. La teocracia puede acabar antes de lo que pensamos».

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