La hostelería de Málaga

Situaciones como la provocada por la huelga de hostelería en la costa de Málaga deberían servir por lo menos para reflexionar. Y yo pregunto a los pequeños y medianos empresarios del sector: ¿han reflexionado? Ya sé que los grandes capitanes de esta industria no necesitan hacerlo. A través de sus departamentos de marketing conocen perfectamente y con anterioridad las consecuencias de su postura. Han estudiado minuciosamente qué pierden y qué ganan en una situación así y si el saldo es positivo para ellos no tienen el menor inconveniente en consentir, e incluso provocar, los desequilibrios sociales y económicos que se derivan de una huelga de esta magnitud. Pueden calcular con exactitud si le interesa que ésta sea más corta o más larga y están en disposición de prolongar o cortar, según su conveniencia, la situación conflictiva.Y vuelvo a preguntar a los medianos y pequeños hoteleros: ¿están seguros de que sus interese son los mismos que los de las gran des cadenas hoteleras y las manejadas por los tour-operators? Porque si uno o varios grupos concertado por ellos cancelan sus estancias en sus hoteles de la Costa del Sol, lo único que puede suceder es que esos mismos grupos sean desviados a sus propias instalaciones en Alicante, Mallorca, Túnez o Yugoslavia, por ejemplo. De todos modos ya le cobraron el importe en origen Pero no creo que ese empresario medio y pequeño a quien me dirijo, pueda aprovechar sus cancelaciones en otro punto geográfico. Lo mismo ocurre con todo el sector hostelero que vive aquí, de ese turismo que viene precisamente aquí y que se nutre de las migajas que les dejan las multinacionales del turismo.

Existe una máxima que todos conocemos y que no por conocida deja de surtir los efectos apetecidos a quienes interesa. Es la de que «el pez grande se come al chico». Es archisabido que los grandes almacenes barren de su radio de acción al pequeño comercio o, en el mejor de los casos, lo coloniza, hasta que alcanzan un grado de monopolio que les permite imponer su ley a competidores, proveedores e, incluso, a consumidores, haciéndose beneficiarlos únicos de ese mercado. Y lo mismo podríamos decir del transporte, enseñanza, etcétera.

La prensa local está valorando todos los días las pérdidas económicas que produce esta huelga a la Costa del Sol. ¿Pero quién soporta realmente estas pérdidas? ¿No se habrán convertido tales pérdidas en beneficios para la gran industria hostelera? Y hablo de beneficios inmediatos, sin olvidar los que persigan a medio y largo plazo.

Señores pequeños y medianos empresarios, creo que no les vendría mal reflexionar seriamente y plantearse hasta qué punto están engordando, a costa de sus propios bolsillos, al pez que se! los va a comer un día no muy lejano.