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Brejnev aparece ante Giscard en evidente mal estado de salud

El mal estado de salud del líder soviético, Leónidas Brejnev, ya no puede ser ocultado. Diplomáticos y periodistas que asistieron a la cena de bienvenida a Giscard el pasado jueves no perdieron detalle del comportamiento del jefe del Estado y del PCUS

Brejnev está fatigado, habla poco y mal (los traductores tuvieron que hacer esfuerzos a veces para entenderle). Su rostro dista mucho del semblante jovial que dispensaba siempre a sus huéspedes. Parece una estatua.Acerca de su fatiga, ya fue evidente en las recientes sesiones de las cámaras del Soviet Supremo. La televisión le mostró torpe al andar y el entorno le vigilaba constantemente temiendo una caída.

En la recepción del jueves, Brejnev tenía problemas con su pierna izquierda. Cuando acudió a recibir a Giscard a la escalerilla del avión, sus pasos eran lentos y muy cortos. Kosiguin y Gromiko estaban muy cerca de él.

Respecto a la dificultad del habla, son conocidos los problemas de Brejnev con su mandíbula. Se ha dicho que padecía cáncer. En Moscú se asegura, y diplomáticos orientales también lo atestiguan, que el secretario general tiene la parte derecha de su mandíbula inferior ortopédica.

Los encargados de la salud del primer político de la URSS hacen todo lo posible por aliviar su fatiga. El protocolo en el aeropuerto de Vnukovo se redujo a la mínima expresión, igual que la comida oficial del jueves.

La cena que ofrecía ayer Giscard en la embajada podría ser decisiva para comprender hasta qué punto es grave el estado físico de Leónidas Brejnev. En el momento de recibir esta crónica se especulaba con la posibilidad de que Brejnev no asistiera al banquete. El comedor está situado en la segunda planta y no hay ascensor.

Por otra parte, ayer por la mañana dieron comienzo oficial las conversaciones franco-soviéticas en el Kremlin, donde se aloja Giscard d'Estaing, si bien el presidente francés y Brejnev mantuvieron una primera entrevista durante el recorrido desde el aeropuerto de Vnukovo a la capital, unos treinta kilómetros, el jueves.

A pesar de los puntos de coincidencia entre Moscú y París respecto a los últimos acontecimientos en el sudeste asiático, el criterio sobre desarme ofrece obstáculos para el entendimiento entre ambas partes.

Giscard es partidario de una convocatoria de conferencia a nivel europeo de desarme clásico, tal y como se manifestó en el comunicado conjunto franco-rumano tras la visita del primer mandatario francés a Bucarest, el mes pasado.

Por su parte, los soviéticos ya han declarado que confían en «resolver los problemas menores» que sobre este punto afectan a las relaciones bilaterales. El acuerdo, según fuentes periodísticas, estribaría en encontrar una solución medianamente aceptable para las dos partes, exclusivamente dentro de las previsiones de los acuerdos de Helsinki y que sería planteado en la conferencia europea de Madrid el próximo año.

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