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Giscard d'Estaing busca en Moscú consolidar las buenas relaciones franco-soviéticas

Esta noche llegará a Moscú el presidente de la República Francesa, Valery Giscard d'Estaing, salvo que en el último momento se suspenda el viaje a causa de una nueva agravación de la salud del reciente premio Lenin de literatura, Leónidas Brejnev, el número uno soviético, que, el pasado 29 de marzo, aquejado de gripe, forzó el retraso de este mismo encuentro. La cumbre franco-soviética se espera, en París y en Moscú, que consolide los intercambios económicos y las buenas relaciones políticas

Franceses y soviéticos se enfrentaron el año pasado como consecuencia de sus intereses divergentes en Africa. El «intervencionismo» galo fue denunciado brutalmente por la URSS, pero hoy las diplomacias de ambos países se han «olvidado» de un dossier vigente pero muy complejo y menos acuciante en el paisaje de la estrategia exterior.Los despachos soviéticos de los últimos días no hacen más que resaltar los méritos de Francia, desde los tiempos del general Charles de Gaulle, en la realización de la política de distensión entre el Este y el Oeste europeos. Por su parte, el presidente francés ha acentuado su no injerencia en los asuntos intemos de la URSS y, a pesar de solicitudes o críticas, nunca se ha comprometido públicamente con la disidencia o con el irrespeto de los derechos humanos en el interior de la Unión Soviética. En su última conferencia de prensa explicitó: «Yo sé que los dirigentes soviéticos están entregados a la causa de la paz. Estoy profundamente convencido de esto, porque los conozco bien. »

En tales condiciones, las conversaciones de Moscú, cuando concluyan el próximo sábado, debieran ofrecer un balance positivo en lo político y en el aspecto económico. La cooperacion política entre los dos Gobiernos pudiera profundizarse con la firma de un documento que institucionalizara las consultas regulares entre los dos Gobiernos, aunque, de hecho, las visitas entre ministros, funcionarios y a nivel de jefes de Estado se realizan ya casi normalmente desde principios de los años 70. El interés para los soviéticos de una formulación por escrito en tal sentido se anotaba ayer en París que radicaba en las molestias que este maridaje político pudiera causarle a China.

Los intercambios económicos, con altos y bajos, se desarrollan según planes de cooperación anteriores, pero el ministro de Comercio Exterior francés, señor Deniau, viajó recientemente a la URSS para elaborar un programa de diez años que comprendería proyectos de colaboración en varios sectores industriales. El presidente podría firmar este nuevo plan.

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