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Más de mil oficiales progresistas celebran el quinto aniversario de la revolución portuguesa

A pesar de las presiones contrarias de la jerarquía de las fuerzas armadas, más de 1.200 (mil en Lisboa y doscientos en Oporto) oficiales y 1.200 suboficiales se reunieron, durante el fin de semana, para celebrar el quinto aniversario de la revolución de abril de 1974.En el almuerzo, de «simple fraternización», tomaron la palabra los consejeros de la revolución Vasco Lourengo, Vitor Crespo y Costa Neves, en representación, respectivamente, del Ejército de Tierra, de la Marina y de la Aviación, y las tres intervenciones tuvieron como denominador común la reafirmación de los ideales del movimiento de las fuerzas armadas. El Estado Mayor había desaconsejado a los oficiales y prohibido a los comandantes de unidades tomar parte en las «celebraciones privadas», para obviar «posibles manipulaciones políticas»; pero estas presiones parecen haber producido el efecto contrario del deseado, ya que los presentes fueron 1.060, contra setecientos en idénticas circunstancias el año pasado.

Ha sido muy comentada la mayor presencia de oficiales de la fuerza aérea, cuyo alto mando se envolvió recientemente en controvertidas tomas de posición política.

La derecha civil y militar habla desde hace días de un regreso del M.FA y de conspiración comunista, y ha podido ahora comprobar que para cerca del 15 % del cuadro permanente de las fuerzas armadas el espantajo del comunismo ha dejado de producir efecto. Pero ¿significará esto también que la mayoría de los oficiales y suboficiales que no participaron en los banquetes están contra el régimen surgido del 25 de abril de 1974? Es siempre arriesgado intentar una interpretación política de manifestaciones de este tipo, pero la aplastante mayoría de oficiales jóvenes y de baja graduación entre los reunidos hace patente la persistencia en el Ejército portugués de un conflicto generacional, antecedente y causa próxima de la «revolución de los claveles».

Vasco Lourengo, informa Efe, fue de los tres oradores el más virulento y enérgico a la hora de analizar la actual situación político-militar portuguesa.

Para el que fue general gobernador de Lisboa durante dos años, «es intolerable que, por haber participado el 25 de abril, un militar puede ser hoy clasificado de peligroso izquierdista y ser objeto de persecuciones políticas en el seno de las fuerzas armadas».

Añadió que hoy, en Portugal, «la democracia es cada vez más aparente y cada vez menos democrática», pero advirtió que los enemigos de la democracia encontrarán la más firme oposición de los militares allí reunidos, lo que fue rubricado con una prolongada salva de aplausos.

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