Víctimas de Harrisburg
En Harrisburg no ha pasado nada. Con fecha viernes 6 de abril se publicaba en EL PAIS, en su sección «Cartas al director», una del señor Gallego Gredilla en la que, entre otras cosas, se dice: «Que un accidente que ha sido calificado como el más grave que haya ocurrido en las centrales nucleares comerciales, de hecho, no ha producido una sola víctima ni causado exposiciones de radiactividad que puedan calificarse como peligrosas para la salud humana.»Dado que el señor Gallego Gredilla es nada menos que director gerente del Forum Atómico Español, no puede achacarse a ignorancia su desbordado optimismo. Yo sí creo que ha habido víctimas. Miles de personas han vivido aterrorizadas durante días ante la posibilidad de una catástrofe aún mayor que la del escape de radiactividad; mujeres embarazadas y niños tuvieron que abandonar sus hogares, pues se les «recomendó», y no precisamente el primer día, que evacuaran la zona (algunos ya lo habían hecho por su cuenta y a la callada). Futuras madres serán ahora víctimas de la angustia y la tensión nerviosa hasta que den a luz y comprueben que sus hijos son, por lo menos, aparentemente normales. Y qué decir de los que permanecieron en sus puestos, los que no abandonaron la zona. El señor Gallego asegura que no recibieron radiactividad suficiente como para temer por su salud en un futuro. El señor Gallego Gredilla, por lo visto, además de director gerente del Forum Atómico Español, es adivino, futurólogo o zahorino, como dicen por estas tierras. Pero esto sólo es una hipótesis. Lo que sí es bien cierto es que el señor Gallego no estaba allí, sino a muchos miles de kilómetros (espero, por su bien) y a salvo. El no ha sido una víctima de la, para mí, catástrofe, por sus imprevisibles consecuencias, de la central nuclear de Harrisburg. Señor Gallego, para ser una víctima no hace falta morir sangrando mucho. Es grosero y además mancha. Alteraciones cromosómicas, malformaciones en los fetos, disfunciones en la médula ósea que luego dan lugar a extrañas leucemias, proporcionan, a corto o largo plazo, unos muertos decentes y presentables. Y mudos.
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