Concluye la situción de emergencia en la central nuclear de Harrisburg
La situación de emergencia provocada por el accidente de la central atómica de Harrisburg se dio ayer por terminada oficialmente y el gobernador de PennsyIvania, Richard Thornburgh, anunció que las mujeres embarazadas y los niños que abandonaron el área cercana a la planta atómica pueden regresar a sus hogares, porque no existe peligro.
Aunque los ingenieros nucleares continúan trabajando en el lento proceso que llevará al llamado «apagado en frío» del reactor accidentado, el enviado especial del presidente Carter, Harold Denton, declaró ayer que «la crisis ha terminado» y que la posibilidad de una fuga radiactiva es algo «muy remoto».El índice de radiactividad en la zona cercana a la planta atómica era muy bajo, según informes oficiales que lo cifraban en un milirem por hora. Las muestras de leche y alimentos analizadas en la región indicaron que no existe en las mismas una presencia anormal de yodo radiactivo u otros isótopos.
Desaparecido el riesgo de una catástrofe en la central de Harrisburg, el Gobierno federal, el Congreso y la opinión pública vuelven ahora su mirada hacia la situación en las otras setenta plantas atómicas que funcionan en Norteamérica y cuestionan las garantías de seguridad que puede ofrecer la industria nuclear.
De momento, un informe hecho público ayer apuntaba la posibilidad de que otras 43 centrales atómicas tengan defectos de diseño que harían «muy difícil» a los técnicos enfrentar una crisis similar a la de Harrisburg. Los defectos afectarían esencialmente a los indicadores del nivel de agua en el núcleo del reactor y de la presión en el interior del mismo, que podrían provocar una lectura errónea a los operadores de las centrales en caso de una emergencia.
El Congreso inició ayer una serie de audiencias para estudiar las circunstancias en que se produjo el grave accidente de Harrisburg. A nivel popular, la energía atómica parece haber sufrido un serio revés, del que tardará mucho tiempo en recuperarse.
Según una encuesta del diario The New York Times, sólo un 46 % de los norteamericanos aprueba la construcción de más plantas nucleares, mientras que hace un año el porcentaje de aprobación llegaba al 69 %. A la pregunta de si aceptaría la construcción de una central atómica en su comunidad, el 56 % de los encuestados respondieron negativamente y un 38 % de manera afirmativa. Prácticamente al revés que en la encuesta anterior realizada en julio de 1977.
Por otra parte, la delegación de expertos nucleares españoles que recibió información sobre el accidente de Harrisburg regresará hoy a Madrid. Para los miembros de esta delegación el accidente tendrá consecuencias positivas para el desarrollo de más eficaces medidas de seguridad. Pero, en cualquier caso, los efectos han sido mínimos, según pudieron comprobar sobre el terreno. Dentro de unos meses se celebrará un seminario sobre seguridad atómica en Estados Unidos.
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