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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Los panda

Parece que uno de los proyectos economizadores del futuro Ayuntamiento socialista de Madrid sería suprimir el Zoológico de la Casa de Campo, costoso y poco visitado, difícil de mantener e invasor, al fin y al cabo, de unos kilómetros cuadrados de parque natural que antes eran de la gente y ahora son un negocio (aunque parece que ruinoso, que eso ya es otro rollo).El Parque Zoológico, como el Parque de Atracciones y el Teleférico, son la trilateral tonta del desarrollismo de los sesenta, cuando la economía de la Obra, con las finanzas bendecidas por Dios y administradas por Vilá Reyes, se lanzó a crearnos una disneilandia madrileña, según el modelo americano de infantilización del personal mediante ocios caros y bobos: los bichos, el vuelo corto del teleférico y el Luna Park, de un romanticismo comercial y sin imaginación, nacido cuando ya los Luna Park del mundo se agrietan de viejos y olvidados. Las tres cosas han ido nada más que como regular, claro.

Digo claro porque la gente no es tonta. Frente a la trilateral política (sobre la que me anuncia un libro Tugores, de la ORT, que es el rojo que no cesa), frente a la trilateral tonta del Ayuntamiento franquista, el personal se había sacado ya sus propias trilaterales (aparte de que todo caballero y toda dama medianamente bien diseñados cuentan con su particular trilateral y el matrimonio mismo o es una trilateral o es un mal rollo).

Trilaterales de la basca: el sexo, el porro y la política, en los últimos años españoles, como podrá corroborarme mí buen amigo el sociólogo Amando de Miguel, con quien he compartido una entrevista radiotelefónica esta mañana.

De esa abolición de la disneilandia madrileño franquista (había otra disneilandia en el Consejo Nacional del Movimiento, pero ésa ya la quitaron) quisiera la izquierda salvar a los osos panda, pues los panda están en el zoo por un pire mental de la derecha zoológica, como los comunistas estaban en el SEU.

El panda, sí, es de izquierdas, y se está convirtiendo últimamente en el animal emblemático de la progresía. El panda usa un aspecto en parte felino, o sea como Pablo Castellano cuando hace de tigre de Salgari. El panda usa pelaje denso y suave de color rojo oscuro, con reflejos dorados por el lomo. Su larga cola tiene un tono rojo de herrumbre. Puede decirse que esta cola es a su cuerpo lo que el sindicato al partido.

Para que ustedes comprendan que el panda es el animal heráldico de la izquierda, se lo diré con palabras de la ciencia: el panda se habitúa fácilmente a la cautividad. Aunque yo creo que, en cuarenta años, los pandas hubieran montado una Plataforma Democrática antes que nuestros pacientes demócratas.

Al panda se le llama también oso gato. Es como un oso que se hubiera comido un gato, o como el resultado de la violación nocturna de una osa por un gato, en época de celo animal y transición política. Amo en el panda al rojo y al gato que le constituyen. Es un cruce de gato y rojo que no podemos perder, como no podemos perder a los que son cruce de Trotski y Gramsci, por ejemplo.

-Más amo a un árbol que a un hombre -dijo Beetboven, un ecologista sordo que le daba por el piano.

Más amo yo un panda que a un hombre, sobre todo si el hombre es de UCD. Amo a todos los animales con emoción profunda, porque los animales ven a su dios que es el hombre, y nosotros no vemos al nuestro. Pero Madrid no puede invertir toneladas de caballo diariamente en alimentar sus leones (excluidos los de las Cortes, que sólo comen papel de barba de la Constitución, o los de Cibeles, que sólo beben agua), mientras los niños del cinturón rojo no tienen ni para merendarse una nocilla, qué merendilla.

Luego está el panda gigante, que mide un metro y era casi desconocido en el mundo hasta 1939, justo el año en que empezaron a ser desconocidos en España (o erradicados de) los pandas frentepopulistas. Pese a su mayor corpulencia, este panda también se adapta a toda clase de alimentos vegetales, aunque no se sabe de ninguno que haya sobrevivido al rancho de los presos políticos de Carabanchel durante la cuadrilateral ominosa. La dieta de Marcelino Camacho hubiera matado a un panda del Tibet en veinticuatro horas. La izquierda ecológico /triunfante ya está adoptando pandas como las señoras del franquismo adoptaban niños polacos. Si es que en el fondo la gente es buena.

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