_
_
_
_

Eliminada la burbuja de hidrógeno de la central nuclear de Harrisburg

La burbuja de hidrógeno que dificultaba la refrigeración del reactor de la central atómica Three Mile Island ha sido eliminada, según anunció anoche Harold Denton, jefe de operaciones de la comisión reguladora de energía nuclear, por lo que el «peligro es considerablemente menor que hace unos días» y ha desaparecido prácticamente el riesgo de una explosión.

Más información
Fallo humano, según un soviético

La contaminación radiactiva en el interior del edificio del reactor de la central nuclear Three Mile Island es tan elevada que los expertos no descartan el abandono definitivo de la planta atómica, que se convertiría así en lo que un senador norteamericano definía ayer como «un mausoleo de mil millones de dólares».Funcionarios gubernamentales se mostraban ayer «cautelosamente optimistas» e indicaban que el peligro más grave parece haber desaparecido. La burbuja de hidrógeno y otros gases continúan reduciéndose de tamaño, y la temperatura en el interior del reactor desciende progresivamente.

Sin embargo, nadie se atreve a garantizar que la situación se haya normalizado. Por primera vez se admitió ayer la posibilidad de que los instrumentos de medida en el interior del reactor hayan sufrido daños, lo que hace imposible conocer exactamente qué está ocurriendo en el núcleo del reactor atómico. Parece confirmado que el combustible nuclear, sometido a altas temperaturas, está dañado de forma irreparable.

La radiactividad en el edificio del reactor, una construcción de cemento con pareces de más de un metro de grosor, se estimaba en 30.000 rems por hora, es decir, unas cien veces la dosis que se considera mortal para un ser humano. Ello dificultará las operaciones de limpieza, y algunos especialistas creen que será imposible descontaminar el edificio en muchos años.

El congresista Morris Udall declaró que «la contaminación dentro del edificio no tiene precedentes en la historia de la energía atómica», mientras que el senador demócrata por Colorado, Gary Hart, manifestaba que las operaciones de limpieza del edificio podrían ser más caras que la construcción de una nueva central.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pese a los informes optimistas, que dan como cada vez más improbable una catástrofe radiactiva en la central, los planes de evacuación siguen en vigor y no se ha anulado el estado de alerta. Más de doscientos refugios se han habilitado en iglesias, centros comerciales, escuelas y hospitales fuera del área considerada peligrosa. Las cifras sobre los habitantes de la región que salieron voluntariamente de la misma en los últimos días oscilan entre 60.000 y 200.000, pero se anuncia que algunos de ellos han regresado al anunciarse que el riesgo ha disminuido.

La situación está, desde luego, lejos de normalizarse, y las instituciones bancarias de los cinco condados que rodean la central atómica reconocieron ayer que miles de personas habían sacado el dinero de sus cuentas corrientes y cajas de seguridad.

Informes no confirmados oficialmente señalaban la presencia de yodo radiactivo en la leche producida en la región, aunque el nivel del mismo no se consideraba peligroso.

La mujeres embarazadas y los niños en edad preescolar continuarán, por el momento, fuera del área de ocho kilómetros alrededor de la central atómica, pero las escuelas volverán a abrirse, probablemente hoy, miércoles.

El peor accidente jamás registrado en la historia de la energía atómica se vislumbra ya como «un problema a largo plazo».

Por otra parte, una cantidad indeterminada de las 36.000 varillas de uranio en el núcleo del reactor han sido dañadas y habría que reponerlas, en un edificio cuyas paredes están recubiertas de isótopos radiactivos altamente peligrosos, como el yodo-131, el xenon- 13 3 y, probablemente, cesio- 137 y estroncio-90. Estos productos de la fisión nuclear tienen una vida media (tiempo en que su actividad se reduce a la mitad) que se estima en nada menos que 29.000 años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_