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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Debilidades de EL PAIS

Leo EL PAIS desde sus primeros días y, en líneas generales, creo que quienes lo leemos nos podemos congratular por la calidad y selección de los temas que aborda. Pero a ese EL PAIS tan ecuánime, tan independiente y tan impartidor de verdades que se muestra en sus editoriales, se le ve -cada vez más- la patita de que cojea. Cojeo que se hace ostensible en épocas electorales. Todavía muchos recordamos aquel dominical de vísperas del 15 de julio dedicado al señor Adolfo Suárez, realizado hamiltonianamente en la Moncloa, propio de cualquier revista del corazón.En las pasadas elecciones tal cojeo se hizo patente de nuevo, más o menos sibilinamente. Ahí ha quedado la foto de Suárez con el Rey en primera página, con el significativo pie de «Saludo efusivo», o el artículo de Juan Luis Cebrián en puertas del 1 de marzo. En estos días previos a los comicios municipales tampoco EL PAIS ha dejado de cojear. Creo que fue hilaridad lo que me produjo el leer los dos titulares que presentaban a los equipos del señor Alvarez y del profesor Tierno Galván. «Un equipo lleno de expertos», se decía de los a lateres de Alvarez. «Un equipo sin estrenar", se dice de la candidatura de Tierno. Lo cual, por otra parte, se ajusta a la realidad, porque Tierno nunca ha sido designado digitalmente alcalde de Madrid y, por tanto, tampoco ha tenido ocasión de designar digitalmente su equipo de expertos.

Pero, en relación con todo esto, lo que ha motivado estas líneas es el editorial del pasado domingo. En éste y en otros anteriores, EL PAIS se está decantando hacia la defensa de los intereses y posiciones de la derecha realista-posibilista (nadie cede sus privilegios, sino los necesarios para seguir gozándolos), mezclado con un muy liberal desencanto gauchistízante. En este contexto es significativa la última página, donde se dan la mano la banalidad de sus análisis y una cierta y sospechosa incitación al pasotismo y a la abstención política. Y ya sabemos quién contabiliza en este país la abstención. En el referido editorial se critica la posición del PSOE, al oponerse a la investidura antes del 3 de abril, y se preguntan cuál hubiera sido el comportamiento de este partido si el 1 de marzo hubiera obtenido más diputados que UCD. A la vez que enjuician ustedes un futuribíe digno de disputas escolástico-medievales, están justificando la política maquiávélica de UCD. Si realmente hubiera ocurrido aquella hipótesis, a estas horas el pueblo español estaría intoxicado de propaganda burdamente antimarxista, propia de ignorantes interesados de qué es el socialismo democrático y de «demócratas» que lo son mientras la democracia es controlada por ellos. Y esto sí que no es ningún futurible, porque tenemos -aparte del pasado personal de los prohombres de UCD- el ejemplo dado por este partido en los finales, a la desesperada, de la pasada campaña. Lo cual justificaría la calificación de partido nazi-fascista de UCD, como intentó argumentar, sin conseguirlo, en este mismo diario el profesor Elías Díaz por aquellas fechas, según puedo leer en El Socialista de la pasada semana. Y diciendo esto, creo terminar por donde he empezado.

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