Los ingenieros buscan un método para evitar que se funda el uranio
, Un equipo de ingenieros nucleares se esforzaba ayer en encontrar un método seguro que permita enfriar progresivamente el reactor atómico de la central Three Mile Island, e impedir así la posibilidad de que se fundan las varillas de uranio que se utilizan como combustible del reactor, lo que podría provocar una catástrofe.
Jack Herbein, vicepresidente de la compañía eléctrica Metropolitan Edison, principal propietaria de la planta atómica en que se registró el pasado miércoles el accidente más grave de la historia de la energía nuclear, declaró anoche que, «aparentemente» los ingenieros han conseguido reducir el tamaño de una burbuja de gases, que impedía la refrigeración del reactor. La posibilidad de que el combustible se derrita, emitiendo elevadas dosis de ra diactividad, fue calificada como «muy remota».
El peligro de una burbuja de hidrógeno
Esta burbuja gaseosa tiene entre dos y tres metros de díámetro y es la principal causa de que el agua empleada para refrigerar el reactor no alcance todas las zonas del mismo, según explicaron lo ingenieros encargados de controlar la planta atómica. El peligro de fuertes iradiaciones, que obligarían a la evacuación de millares de personas en el área circundante, procede de dos posibilidades distintas, atinque, se asegura una y otra vez, no probables en la situación actual.La primera es que la temperatura dentro del núcleo del reactor atómico continuara ascendiendo y llegara a ser tal que derritiera el combustible, almacenado en 36.000 varillas de acero rellenas de uranio. En ese caso, las radiaciones podían atravesar las paredes del reactor y extenderse por el aire, o bien pasar a través de los cimientos de la planta y contaminar el suelo, pasando de ahí a la atmósfera.
La segunda posibilidad sería que la burbuja de gases, entre los que se han detectado hidrógeno, kryptón y xenón, se expandiera tanto que llegara a estallar, o que el porcentaje de hidrógeno aumentara y provocara, asimismo, una explosión. En ese caso, se expandirían escombros radiactivos que contaminarían una amplia zona. Un portavoz de la compañía eléctrica dijo que el porcentaje de hidrógeno dentro del reactoresdel 1,7% y que no existe peligro de explosión de gases hasta que este volumen de hidrógeno no llegue al 7%.
Los ingenieros nucleares estudian varios sistemas para reducir el volumen de la burbuja gaseosa y enfirar el reactor, mientras se producen periódicamente emanaciones de vapores radiactivos. Las últimas mediciones efectuadas alrededor de la central indicaban anoche 2 milirems por hora, excepto en la parte noreste de la planta, donde la radiactividad llegaba a 8 milirems por hora.
Un «recombinador de hidrógeno» ha sido instalado en un edificio anexo al reactor y el personal que lo maneje estará protegido por una pared de plomo que estaba siendo levantada ayer. Con este aparato se pretende reducir el volumen de hidrógeno, volviendo a disolverlo en el agua y alejar así el riesgo de una explosión.
Informaciones contradictorias
Las informaciones sobre el estado real del combustible atómico del reactor son contradictorias Mientras el viernes se decía que un 25 % de este combustible había sufrido daños por el recalentamiento, ayer se estimaba que sólo entre un 6% y un 14% ha sido afectado. La temperatura en el reactor se cifró ayer en setecien tos grados Fahrenheit, y un especialista indicó que la tan temida fundición del combustible atómico sólo se podría producir a 5.000 grados F.El tenso compás de espera continuará previsiblemente durante cuatro o cinco días, hasta que se encuentre la fórmula para enfriar el reactor. Las opciones que barajan los científicos varían entre introducir más agua en el reactor, con la esperanza de hundir la burbuja de gas, o reducir la presión en el interior del reactor, con el riesgo de que la burbuja se haga mayor. Por otra parte, la temperatura debe descender muy lentamente, para evitar una expansión de los gases.
Una investigación sobre el estado en que se encuentran otras ocho plantas atómicas, en cinco estados, se llevará a cabo en los próximos días. Estas plantas, como la de Three Mile Island albergan reactores construidos por la empresa Babcock and Wilcox, una de las más importantes firmas de ingeniería nuclear.
La situación continuaba estacionaria a última hora de ayer, si bien los pronósticos eran algo más optimistas. La compañía propietaria de la central atómica reconoció que dos trabajadores habían recibido dosis de radiaccion muy superiores a lo normal el viernes, cuando trataban de tomar una muestra del agua que circulaba por el sistema de refrigeración del reactor.
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