Las elecciones británicas retrasan la fijación de precios agrarios en la CEE
Después de una interrupción de 48 horas, los ministros de Agricultura del Mercado Común se reúnen otra vez en Bruselas, con pocas esperanzas de llegar a un acuerdo que permita fijar los nuevos precios agrícolas de la CEE para la campaña 1979-80, o, como sugieren la Comisión y Gran Bretaña, «congelarlos» a su nivel actual. Es probable que, ante la incógnita electoral británica, los ministros decidan prorrogar por dos o tres meses la actual campaña de precios, junto con la modificación de ciertas paridades de las «monedas verdes» (franco francés, lira italiana, libra esterlina y libra irlandesa) cuyas devaluaciones respecto a la «unidad de cuenta» comunitaria con que se fijan los precios agrícolas permitiría cierto aumento real de los precios agrarios en Francia, Italia, Gran Bretaña e Irlanda.
También se determinarán, probablemente, una serie de medidas técnicas para facilitar la aplicación de la ECU (nueva unidad de cuenta del recién nacido Sistema Monetario Europeo) a los cálculos de la «Europa verde».La imposibilidad de llegar actualmente a un acuerdo viene determinada, en primer lugar, por la postura radical de Londres, que no quiere ningún aumento de precios agrarios para la nueva campaña. «A pesar de ser ministro de un Gobierno dimisionario, mantenemos nuestra posición contra toda alza de precios», declaró el británico John Silkin, responsable de la política agrícola británica. La subida de precios agrícolas en el momento actual, no sólo perjudicaría a 56 millones de británicos, sino también a todos los ciudadanos del Mercado Común, añadió Silkin. Opinión que no comparten, naturalmente, los nueve millones de agricultores de la CEE, cuyas organizaciones profesionales piden un aumento mínimo de precios del orden del 4% al 5%, según productos.
Desde su creación hace veintiséis años, el Mercado Común funciona a base de crisis y, afortunadamente, compromisos de última hora. Al término de cada encuentro maratón anual para fijar los precios agrarios, cada ministro de Agricultura puede regresar a su país respectivo declarando que « triunfaron » sus tesis y se logró el mejor acuerdo, en interés de los agricultores. La maratón de esta edición no cambiará el rumbo de la historia comunitaria, ni siquiera debido a las elecciones en Gran Bretaña, país que cuenta con el mayor porcentaje de población opuesto al Mercado Común. Si es necesario, se esperarán los resultados del flemático voto británico y se encontrará una posterior solución a los precios agrícolas.
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