Amenazas vascas

Cuando leemos en la prensa diaria las constantes amenazas a que quieren someternos los representantes de los partidos políticos vascos a los demás españoles, con sus anuncios de desobediencia cívica, impago de impuestos, declaración independentista, etcétera, nos hacen pensar al resto de los españoles que los militantes de ETA no están tan solos como se pretende aparentar, y que el chantaje terrorista que tiene planteado esta organización es una consecuencia del apoyo que recibe de muchos de los que dicen no aceptar tales procedimientos, y de los que todavía se disfrazan de autonomistas, cuando lo que en realidad desean es la total independencia. Cabría preguntarse qué ocurriría si el resto de España declarase una desobediencia cívica y tomase unas medidas drásticas en el supuesto de no alcanzar una autonomía en las mismas condiciones que las que le concedan las Cortes Españolas a la región vasca. La soberbia de estos españoles vascos, aunque les pese esta doble nacionalidad, les hace despreciar al resto de los españoles, quizá creyéndose una superraza, porque les cuesta trabajo reconocer cuánto se deben mutuamente unas regiones a otras, posiblemente con un gran saldo deudor para Euskadi, y que esas características autóctonas que tanto manejan no dejan de ser una de las muchas que cualquier otra región podría aducir si su deseo fuese la desmembración de España.

Hora es ya de que estos señores se definan de una vez y para siempre, para saber cada cual el terreno que pisa, y si dicen haber esperado durante largo tiempo la democracia, que se ajusten para la solución de sus problemas a las formas democráticas, que es lo que haremos el resto de los españoles, y no tratando de imponer sus criterios por la amenaza y el terror; criterios que, por otra parte, son competencia de todos los españoles.