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La Presunta Estafa de Pedro Baret enfrenta a la "Caixa" y al Banco Central

La presunta estafa de más de quinientos millones de pesetas -cantidad que, según algunas fuentes, podría llegar a ser superior, incluso el doble- protagonizada por Pedro Baret Sabater, Pedro Baret Herrero y el empleado del Banco Central Ramón Martí Guardia era ayer analizada a partir de criterios contrapuestos desde, por un lado, la citada entidad bancaria, y por otro, la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares, la popular «Caixa»; asimismo, Pedro Baret Herrero se entrevistó durante cuatro horas en la madrugada de ayer, jueves, con el delegado de EL PAIS en Cataluña, dando una versión de los hechos que implicaría a otras personas. Ello desmiente la versión según la cual padre e hijo se hallarían en Suiza, concretamente en Ginebra.

Pedro Baret Herrero, implicado en la presunta estafa, llamó a primeras horas de la madrugada de ayer al delegado de EL PAIS en Cataluña para concertar una entrevista, que se desarrolló hasta cerca de las cinco de, la madrugada. Baret Herrero no dismintió la implicación de su padre en el caso, afirmando que se encontraba en el extranjero, pero que él había preferido continuar en Barcelona, si bien había abandonado su domicilio, el cual había sido objeto de un. registro policial. Agregó que el juzgado número doce de Barcelona, que entiende en el caso, no había aceptado la comparecencia en las diligencias previas de su abogado y procurador, señores Fernando de¡ Campo y Leopoldo Rodes.Baret Herrero accedió a ser fotografiado con un ejemplar de EL PAIS de anteayer en sus manos, y a que parte de sus manifestaciones fuesen grabadas. Implicó directamente a la alta dirección del Banco Central, se refirió a motivos políticos y a la relación entre su padre y el financiero Antonio Van de Valle.

«Este tema -afirmó Baret Herrero- empieza cuando el Banco Central se puso en contacto con mi padre, según versión de éste, para la captación de un posible pasivo con la finalidad de subvención a partidos políticos. Esta operación, según se nos dijo a los intermediarios, no podía ser registrada, puesto que era una operación completamente atípica. A la sombra había otras personas, incluso de cariz político o bien bancario de alto nivel. Mi padre me dijo que existía esta operación, que era una operación de envergadura, que era una operación que se tenía que llevar con mucho secreto, puesto que era una operación completamente atípica.»

La versión dada por Baret Herrero ofrecía muchas lagunas, al tiempo que preguntas clave no eran respondidas. En repetidas ocasiones manifestó su deseo de convocar en los muy próximos días una conferencia de prensa para exponer sus criterios. Hubo también, en la conversación, alusiones imprecisas a UCID. Por su parte, su abogado manifestó a EL PAIS que Baret Sabater se había puesto en contacto con él desde algún lugar del extranjero y le había afirmado que estaba dispuesto a regresar y declarar todo lo que sabía sobre el tema si podía efectuarlo delante de periodistas.

Por otro lado. EL PAIS pudo saber en fuentes responsables que Pedro Baret Herrero, nacido en 1954. había sido - detenido por la policía en noviembre de 1976 cuando ocupaba una habitación del hotel Princesa Sofia,de Barcelona. Se le-ocupo un revólver del calibre veintidós, del cual carecía de licen'cia, caretaS de disfrázymedias utilizables para el mismo fin. Fue formalmente acusado de intentar obtener, mediante chantaje cuatro millones de pesetas de un amigo de su familia, a quien habría amenazado con revelar determinados documentos, al parecer relativos a presuntas evasiones de capital.

Lo que queda fuera de toda duda es que el modo de operar en la presunta estafá era relativamente simple. Ramé,n Martí Guardia, empleado del Banco Central que, según Baret Herrero, tenía poderes suficientes para obrar en nombre del banco, ofrecía un interés del 23%, del cual un quince era descontado en el momento de la entrega y el otro ocho garantizado por la libreta (le plazo fijo. Pero lo cierto es que el dinero no llegó a ser ingresado en el Banco Central. Simplemente desapareció, como lo hicieron Baret Sabater y Martí Guardia.

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Ahora el Banco Central afirma que su empleado carecía de poderes, después de que en un primer momento hubiese afirmado que ya no trabajaba en aquella entidad. Pero el punto de mayor trascendencia reside en saber si las libretas del Banco Central que daban fe del ingreso era auténticas -es decir, si las firmas que aparecían en las mismas lo eran- o bien eran falsas.

El jefe de la asesoría jurídica del Banco Central en Barcelona afirmó a EL PAIS.que las firmas eran falsas. Manifestó que, además, pretendían corresponder a altos cargos del banco -el director general y el vicesecretario general, señores Tejero y Bule-, quienes, dijo, no firman las libretas. Afirmó que su banco había sido requerido notarialmente por la citada caja para que reconociera las firmas y la respuesta había sido negativa. «Todo podía haberse evitado -afirmó- si se hubiese ido a la sucursal del banco en horas de oficina.» Mostró también su extrañeza ante el hecho de que los directivos de la caja no se hubiesen dirigido a los jefes regionales del banco para tratar de imposiciones tan considerables. Manifestó que Martí Guardia carecía de poderes del banco. «Es el timo de la estampita al cubo», precisó.

Los criterios sostenidos por el portavoz oficial de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros eran antagónicos en diversos puntos a losdel banco. El portavoz de la caja afirmó a EL PAIS que esta institución estaba en poder de dos libretas del Banco Central en las que aparecían imposiciones a plazo fijo de 200 y 231 núflones. Para la primera imposición la caja había entregado un cheque contra el Banco de España de 175 millones, y para la segunda, otro cheque igual de

196 millones. La diferencia entre la libreta y el importe del cheque era debida a que, cdmó se indicó, seavanzaba el pago de la mayor parte de los intereses del extratipo.

«Las ' firmas que aparecen en las libretas -afirmó el portavoz oficial de la caja- fueron comprobadas mediante el libro oficial de firmas del Banco Central, que está en nuestra sede. central. La coincidencia es plena. Si el Banco Central se negara a pagar dichas cantidades, deberíamos reclamar judicialmente, pero no creemos que de ningunamanera pueda negarse a pagar. El que ha sido estafado es el Banco Central.» La fuente afirmó que la primera imposición se había efectuado en la correspondiente sucursal del Banco Central « a las doce de la mañana, es decir, en horas de oficina» (lo cual contradecía la afirmación del banco) y que, en cambio, en la segunda operación, la entrega se realizó en la sede central de la Caia de Pensiones.

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