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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Viudedad para la compañera de Durruti

En este mismo diario EL PAIS, de fecha 16 de los corrientes, me deja sorprendido el que dice ser y llamarse respectivamente abogado, don Roberto Martínez, con su pretensión de llamar la atención pública para abogar en pro del reco-

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nocimiento de una pensión de viudedad en favor de doña Emilienne Morin, la que al parecer fue compañera de don Buenaventura Durruti, sin reunir el requisito de la celebración del -matrimonio, ya sea civil o canónigo, según determina el real decreto-ley 35/1978, y su concordante 2.926/1978.

Las leyes no pretenden nada in justo, no en vano emanan del Parlamento, y en éste estamos todos representados; por lo tanto no va len sus ejemplos como argumento.

El hombre debe ser responsable de todos y cada uno de sus actos y -sus consecuencias, pues el anarquista puede casarse si le da la gana, por eso precisamente es anarquista, y el cristiano las más de las veces da muestras y pruebas de renunciar del Evangelio (libre albedrío).

Los credos y comportamientos contra lo que usted piense, el señor Durruti a la sazón (qepd), y por supuesto los millones de españoles (no tantos, menos lobos) han de estar sujetos a lo que las leyes determinen, y todos a cumplir y acatar su fiel cumplimiento, ya que éstas son elaboradas en base a los principios enmarcados en la Constitución vigente, y que usted, como demócrata de toda la vida, habrá votado.

Hasta aquí hubiera llegado mi carta y no más, pero me indigna su papel de protagonismo, no exento de adornos con plumas de pavo real de que se inviste al invocar sus cualidades y las del fallecido señor, que no dudo, pero que no vienen a cuento, ya que simple y llanamente se trata de conseguir el reconocimiento de una pensión de viudedad en favor de una determinada persona, habida cuenta (te las circunstancias dadas en el período 1936/1939.

Pero ¿hasta cuándo van a durar esta clase de bobadas? ¿Es que acaso no están en la misma situación que la ilustre dama, a la que respetuosamente vengo refiriéndome, otras tantas no menos ilustres, de los millones de españoles que usted mismo señala, y que merecen igual trato, derecho y respeto? ¿O es que en su credo también hay diferencia entre las compañeras de los líderes y las compañeras de «Juan español»? ¿Estas no cuentan?

El señor cónsul de España en París (Francia), al que no conozco (ironías del destino), es hermano de un gran amigo mío, Enrique, y le puedo asegurar que, conociendo la formación moral y espiritual de éste, le puedo prometer, sin miedo a correr ningún riesgo ni aventura, que el caso que usted plantea en favor de su cliente será considerado y reconsiderado, como lo demuestra el hecho de que no le ha cerrado totalmente la puerta, y si le dice «la prueba más difícil de superar es la existencia del matrimonio», a buen seguro puede usted tener que agotará todas las posibilidades ante quien competa.

Licenciado del Ejército

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