En Estados Unidos no se controla la inseminación artificial

Entre 6.000 y 10.000 niños nacen cada año en Estados Unidos como consecuencia de la inseminación artificial, pero en casi ninguno de estos casos existen controles sobre el donante del esperma y sus posibles enfermedades genéticas, según se deduce de los resultados de una encuesta realizada por la Universidad norteamericana de Wisconsin, entre médicos norteamericanos que hacen asequible el método a las mujeres que quieren quedarse embarazadas, pero que tienen problemas para concebir por la impotencia o esterilidad de su consorte masculino.La encuesta, publicada en la revista científica New England Journal of Medicine, muestra, entre otras cosas, que la mayoría de los médicos que practican la inseminación artificial no mantienen informes adecuados sobre los donantes y las mujeres receptoras del esperma. Los centros de inseminación artificial reclutan a los donantes de esperma entre los estudiantes de medicina y los médicos jóvenes de los hospitales, pero limitan la información de sus antecedentes a los datos que ofrecen voluntariamente.

Muchos de los médicos encuestados han señalado que rechazarán a cualquier donante con posibilidades de anormalidad genética, pero han reconocido que no efectúan pruebas médicas para detectar estas anormalidades u otra enfermedad. El doctor Martin Curie-Cohen, director del grupo que ha realizado ia encuesta, ha reconocido la existencia de muchos casos en los que se desconocen las posibilidades de enfermedades genéticas que pueden ser transmitidas al nuevo ser.

El problema resulta todavía más grave si se tiene en cuenta que muchos de los encuestados reconocen que no guardan el historial de los niños concebidos mediante inseminación artificial, lo que hace imposible saber si se han producido anomalías o enfermedades. Tampoco queda registrado en los archivos médicos el número de mujeres en las que se utiliza esperma, procedente del mismo donante, lo que puede ocasionar problemas de consanguinidad en futuros nacimientos.