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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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La vespa roja de Pepe Blanco

Viene Pepe Blanco, el motorista del periódico, la otra mañana, con su vespa roja y desastrosa (orange: tampoco hay que pasarse) y me trae un papel que ha escrito:-Echele un ojo, señor Umbral, que lo voy a sacar en el periódico.

La carta al director viene condecorada de hermosas faltas de ortografía, que son como las cicatrices honorables en la batalla del pueblo por la cultura. El domingo sacó la carta aquí en el periódico, en Cartas al director.

-Mucho lo suyo, Pepe, a ver cómo se lo toma Fernández-Ordóñez, el pilarista.

No sé si es pilarista, pero Pepe denuncia el hecho elemental y claro de que en su remota urbanización de Fuenlabrada, a cuarenta kilómetros de Madrid (ya se partió la vista un día con el abogado de la constructora), pagan impuestos reales a barullo, una cosa hasta la muerte , mientras las ratas del barrio, felices en el lodo off-señor Alvarez, no pagan nada por vivir allí:

-En La Moraleja hay chalets de muchos kilos que están exentos. ¿Por qué es eso?

Yo no tengo palabras para Pepe. Bajo con él a la calle, que hace bueno. Gloso ahora su carta ya publicada, que vi a bolígrafo, palimpsesto de cuadradillo, ortografía del pobre y prosa que va derecha al bulto.

-¿Le llevo yo en la vespa, señor Umbral?

-No, que me enfrío.

Alguna vez me ha llevado, sordo de velocidad por las calles homicidas de Madrid. La vespa roja/ orange de Pepe Blanco, moto de hacer recados que se pasea por el cerebro sutil de Antonio Gala, por la imaginación descártica de Máximo, por la prosa ladina y penetrante de Haro-Tecglen, moto que nos hilvana en su petardeo y se lleva un artículo, una flor tipográfica de cada memorión pensante de este diario. Vespa trabajadora la de Pepe.

Y Pepe ha discurrido, con sus abogados, que una vivienda de ladrillo remoto paga más al Estado que un chalet incógnito de frondas, allá en La Moraleja. ¿Y la reforma. tributaria de Fernández-Ordóñez? Seguro que hay respuestas, Pepe, seguro que hay razones, argumentos, documentos, preceptos, leyes, cosas, referencias al BOE y a los libros. Seguro que está en orden el orden de los mundos y el dinero.

-Pero es que no hay derecho.

Fuenlabrada. Cinturón industrial de Madrid. Pepe llega cada noche a casa, cuando ya están sus niñas acostadas. Pepe es de la parte de Salamanca, o sea de la provincia, y sueña con retirarse un día al campo salmantino, a la paz de su pueblo, y entonces esta vespa, vieja armadura de un caballero andante, de un pechero del pueblo, de uno que vino a triunfar en Madrid, este invento de latas y de ruedas quedará en el cementerio de automóviles, escorada y sin faros, esperando el desguace chatarrero. Nadie conocerá la historia de esta moto, este solo de moto, que diría Sueiro, y por eso esbozo yo aquí, ahora, la biografía de una vespa roja dedicada a la carga y descarga de talentos, el motocarro que anda por Madrid a la busca de artículos, metáforas, ideas y contraideas, como esos motocarros que llevan una ristra de ajos colgando a cada lado, por detrás.

Pepe Blanco, contento con su vespa y con su oficio, contento con su sueldo y su periódico, tiene un recto sentido de la justicia lleno de faltas de ortografía. No entiende por qué la reforma fiscal no reforma estas cosas. Se volverá a su pueblo, algún día, harto de tanta reforma.

-¿Existe el motorista? ¿Se lo ha inventado usted? -me pregunta la gente por la calle, o en el sarao político del día.

-Hablo de lo que existe. Dios sabe que no invento -dijo una vez Neruda que no creía en Dios.

Existe el motorista y existe su cabreo porque Hacienda le ha hecho existir y su modo existencial es el cabreo. Como el de tantos:

-Si usted dijera algo en el periódico...

Pues claro que lo digo. Pero lo ha dicho él mucho mejor, con su carta, con sus faltas sagradas para mí, como lo eran las erratas para André Breton. Cuando Pepe nos mande a todos a paseo, haré una crónica de su vespa abandonada, entrañable chatarra entre la chatarra legislativa. Polvo será la vespa, mas polvo enamorado, etcétera. Algo en ese plan.

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