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China suspende la invasión de Vietnam

La invasión de Vietnam iniciada el sábado por veinte divisiones chinas (unos 150.000 soldados) se detuvo ayer después de alcanzar unos objetivos territoriales limitados, la entrada de unos diez kilómetros en territorio vietnamita, y las tropas chinas comenzaron a retroceder hacia su territorio. Fuentes diplomáticas chinas en las Naciones Unidas y funcionarios norteamericanos en Tailandia confirmaron anoche el inicio de la retirada de la fuerza invasora, mientras que Radio Hanoi informaba que Pekín había suspendido su invasión.

Las autoridades chinas estiman haber logrado sus objetivos, sobre todo psicológicos, destinados a castigar a los vietnamitas por los reiterados incidentes fronterizos y a darles una «lección práctica» por su apoyo a las fuerzas que derrotaron a Pol Pot en Camboya. La suspensión del ataque chino dos días después de ser lanzado produjo alivio en Estados Unidos, aunque en Washington no ha existido un ambiente de crisis en las últimas horas. La Administración norteamericana descartó ayer la escalada en el conflicto chino-vietnamita, al tiempo que se daba como seguro que la Unión Soviética se mantendría al margen a pesar del tratado de amistad y cooperación firmado con Vietnam.Aunque en un primer momento la Unión Soviética anunció que estaba dispuesta a cumplir el tratado que le une con Hanoi, que posibilitaría acudir en su defensa, el diario Pravda matizó que el Gobierno de Hanoi se encuentra en condiciones de «defenderse por sí solo».

Por su parte, Washington, que en las últimas horas ha mantenido todos los contactos abiertos con Moscú, Pekín y Hanoi para controlar los efectos del ataque chino, ha dejado bien claro que no apoya en modo alguno la acción de Pekín. Una actitud similar ha sido mantenida por Japón, cuyos dirigentes mostraron su alarma por las posibles consecuencias en todo el área de la acción china.

Los servicios de inteligencia estiman que Pekín ha utilizado 150.000 soldados en el ataque, a los que se opusieron 50.000 de tropas regulares vietnamitas y otros tantos milicianos. Portavoces vietnamitas en Bangkok afirmaron que sus combatientes habían causado grandes pérdidas, en hombres y material, a los chinos, pero estos informes han sido acogidos con escepticismo por analistas occidentales.

Las tropas chinas en ningún momento han mostrado intenciones de penetrar hacia la capital vietnamita. La invasión cogió el sábado por sorpresa a los líderes vietnamitas, de visita oficial en Kampuchea, donde el primer ministro, Pham Van Dong, firmó un tratado de amistad con el Gobierno de Phnom Penh. El jefe de Estado Mayor del Ejército vietnamita estaba acompañando a Van Dong.

Para los dirigentes y la población china no ha habido guerra contra Vietnam, sino que se ha tratado simplemente de un «contraataque de autodefensa contra los agresores vietnamitas para restaurar la paz y la estabilidad en la zona fronteriza». El Diario del Pueblo explicó ayer a los chinos que la retirada se produciría «después de escarmentar lo suficiente a los agresores».

Desde el Papa a los dirigentes del Mercado Común, casi todos los líderes políticos expresaron su preocupación por el ataque de China y sus efectos sobre la paz mundial. Los dirigentes eurocomunistas Enrico Berlinguer y Santiago Carrillo condenaron enérgicamente la acción de Pekín.

Páginas 2, 3, 4 y 5 Editorial en página 10

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