López Portillo pide a Carter "juego limpio" en las relaciones entre los dos países
En una inesperada referencia crítica a Estados Unidos, el presidente mexicano, José López Portillo, dijo ayer ante su visitante norteamericano que «entre vecinos permanentes y no ocasionales el engaño o el abuso repentinos son frutos venenosos que tarde o temprano revierten», y pidió «buena fe y juego limpio» como base de las futuras relaciones entre los dos países.
La alusión de López Portillo a «engaño repentino» se interpretó en medios mexicanos y estadounidenses como una referencia al veto impuesto en 1977 por la Administración Carter a un acuerdo para suministro de gas natural que ya había sido pactado entre el Gobierno mexicano y un consorcio de compañías norteamericanas. El secretario de Energía, James Schlesinger, consideró el precio pedido por México como excesivo, con lo que impidió el acuerdo y provocó las iras del Gobierno mexicano.En un almuerzo celebrado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, el presidente mexicano dijo que «queremos acuerdos de fondo y no concesiones circunstanciales», además de criticar de forma indirecta la actitud mantenida tradicionalmente por Estados Unidos e n sus relaciones con México. Hay un principio fundamental para es tas relaciones, añadió el señor López Portillo: «tratarnos co mo quisiéramos ser tratados».Entre los miembros de la comitiva oficial norteamericana se detectó un claro malestar por las palabras de su anfitrión. Funcionarios estadounidenses calificaban ayer como «cordial, pero fría», la bienvenida oficial mexicana e indicaron que, a diferencia de otras visitas de líderes extranjeros, el Gobierno no convocó a la calle a los ciudadanos para que saludaran a Jimmy Carter
La "venganza de Moztezuma"
El presidente norteamericano respondió con otro discurso, lleno de generalidades sobre los derechos humanos y la carrera armamentista, y en el que incluyó una alusión a la "venganza de Moctezuma", la descomposición intestinal que afecta a muchos extranjeros en México, que dijo haber sufrido aquí hace años, y que no hizo ninguna gracia a los mexicanos. López Portillo había destacado previamente que las relaciones de México con su vecino del Norte «no son exclusivas ni excluyentes», y añadido que, por primera vez en su historia, México tiene la oportunidad, a partir de un recurso (el petróleo) no renovable y la autodeterminación financiera que le significa, de resolverse como la nación libre, segura y justa en que soñaron sus próceres.
Entrevistas
Carter y López Portillo celebraron ayer, en la residencia presidencial Los Pinos, la más importante de sus entrevistas, que duró cuatro horas. El día anterior, los dos presidentes habían conversado durante hora y media de temas generales, según se informó oficialmente, que incluyeron la situación en Oriente Próximo, las relaciones entre Estados Unidos y la República Popular de China y la situación en América Latina, con especial atención a Nicaragua y Cuba.
El petróleo mexicano y los inmigrantes ilegales en Estados Unidos aparecían como los temas primordiales de la larga entrevista de ayer, de la que aún no se conocen otros detalles. Un último encuentro se celebrará hoy, viernes, antes de que Jimmy Carter pronuncie un discurso ante el Congreso mexicano y emprenda acto seguido viaje de regreso a Washington, después de 49 horas de visita oficial.
Fuentes norteamericanas señalaban ayer que, en el tema del petróleo, la Administración Carter busca un «acuerdo-marco» a medio o largo plazo, y que en ningún caso se entrará a discutir el precio del gas natural, entre otras cosas porque tardaría dos o tres años en iniciarse el suministro, en caso de llegar a un acuerdo. Por parte mexicana se insiste en que la extracción de petróleo se mantendrá a un nivel máximo de 2.200.000 barriles diarios hasta 1982, lo que es suficiente para cubrir las necesidades internas mexicanas y exportar más de un millón de barriles de crudo.
Ayer por la tarde, el presidente Carter visitó Ixtlilco el Grande, un pueblo agrícola de 3.500 habitantes, en el vecino estado de Morelos. Este poblado, que fue un ímportante escenario en la revolución de Emiliano Zapata, se presenta como modelo del nuevo desarrollo que el Gobierno mexicano está impulsando en la agricultura. Carter almorzó en la plaza del pueblo con los vecinos (aunque, al parecer, su comida le fue llevada desde México, para evitar la «venganza de Moctezuma», a la que confesó ser sensible), visitó una granja porcina, la escuela del pueblo y las plantaciones de tomates, cebollas, sandías y cacahuetes. De estos últimos, el presidente dijo que eran «tan buenos como los que cultivo en mi granja de Goergia».
Estudiantes contra Carter
Unos trescientos estudiantes de bachillerato secuestraron en México varios autobuses y pretendieron Ilegar al centro de la ciudad para protestar por la visita del presidente norteamericano, Jimmy Carter. Con gritos de «Fuera Carter» y «Que México no venda nada», los estudiantes circularon durante varios minutos a bordo de seis vehículos de transporte urbano, por las calles de un barrio del sur de la ciudad. La policía de la capital indicó que, cuando los jóvenes se dirigían al palacio del Gobierno, donde se entrevistaban los presidentes de México, José López Portillo, y de Estados Unidos, Jimmy Carter, fueron interceptados por veinte patrullas, que detuvieron a varios de ellos. Extraoficialmente se asegura que Carter y López Portillo rubricarán acuerdos de menor importancia, como colaboración tecnológica o sobre contaminación en la frontera, pero no se cree que haya posibilidad alguna respecto a temas que los mexicanos estiman de verdadera importancia: gas, petróleo, comercio, emigrantes ilegales. (Tribuna Libre sobre México en página 6)
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