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Un ingeniero, defensor de la "democracia islámica"

Mehdi Bazargan, un ingeniero petrolífero de 73 años, elegido ayer por el ayatollah Jomeini para presidir el primer Gobierno de la todavía inexistente República Islámica de Irán, es un liberal de cuño tradicional, que, pese a ser amigo y correligionario del actual primer ministro, Shapur Batjiar, disiente de las opiniones de éste de que una república islámica está abocada a la dictadura.Partidario, por el contrario, de una democracia islámica, Bazargan procede de la tradicional oposición liberal al sha, que colaboró en los primeros años cincuenta con el Gobierno de Mossade -fue el primer director de la industria petrolífera, nacionalizada en aquella época- y que luego fue encarcelado por el sha, cuando la CIA norteamericana le instaló en el poder, en 1953.

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Jomeini encarga al liberal Barzagan la formación de un Gobierno provisional

El primer ministro de Jomeini conoció al líder religioso tan sólo el pasado septiembre durante un viaje a París, en el que supo captar la atención y confianza del dirigente chiita. Hasta entonces había dirigido un llamado Partido Liberal, que, englobado dentro del Frente Nacional, se opuso a la dictadura del sha.

Bazargan mantiene estrechos contactos con los actuales centros de poder en Irán: el bazaar, las mezquitas y los grupos de funcionarios que, colaboradores en la administración de la nación, mantenían una resistencia pasiva al régimen monárquico. Es uno de los principales defensores del movimiento pro derechos humanos en el país y su primer largo encarcelamiento data de 1962, pese a que ya tuvo problemas con el régimen tras el derrocamiento del primer ministro Mossade.

Paradójicamente, Bazargan comparte muchas de las ideas sobre el futuro de Irán con su ex correligionario Shapur Batjiar. Pero, al contrario que éste, piensa muy diferente sobre el carácter islámico que debe adoptar el nuevo régimen.

Con el apoyo de Jomeini, Bazargan ha sido uno de sus agentes en Irán. Organizó la huelga: petrolífera, incluso a riesgo de enfrentarse con los marxistas, mantuvo contactos con los militares y preparó, en conversaciones con los centros del actual poder, el regreso de Jomeini.

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