España quiere una estrategia global y una acción internacional para luchar contra el terrorismo

«Puede parecer trágico, y en buena medida lo es, que hasta 1978 España no ha tenido una Constitución aceptada sin reservas por sus grandes fuerzas políticas», afirmó el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, en el hemiciclo del Consejo de Europa, ayer, a media tarde. La mayor parte del discurso, de 35 minutos, ofrecido en el marco de la asamblea parlamentaria que se celebra actualmente, lo dedicó el presidente a exaltar el proceso democrático que ha dirigido desde hace dos años en España. Al final fue aplaudido con la misma simpatía que había sido recibido una hora antes en el Consejo de Europa por su secretario general.

Refiriéndose al cambio político, que puntualizó etapa por etapa, lo valoró estimando que el referido cambio «era lo que el pueblo español había esperado durante muchos siglos». Defendió, por otra parte, la entrada de España en la Comunidad Europea y recordó a Ortega y Gasset para magnificar la construcción comunitaria: «Europa como sociedad existe con anterioridad a la existencia de las naciones europeas».Señaló los puntos de referencia esenciales de la diplomacia europea española: el Consejo de Europa como órgano de control democrático, las Comunidades Europeas como pieza fundamental del proceso de unificación europea y la Conferencia de Seguridad y de Cooperación en Europa, que se celebrará en Madrid en 1980. Aquí el presidente hizo una generosa concesión a EEUU al situar la defensa española en el marco del Tratado de Madrid-Washington.

Condena al terrorismo

Y tras la evocación del interés que representa una política mediterránea, basada en la cooperación de los pueblos ribereños, el señor Suárez expuso su condena radical del terrorismo, «la más odiosa y brutal forma de atentar contra el derecho fundamental de toda persona a la seguridad y a la vida». En este dominio, pleiteó en favor de «una acción conjunta de todos los países europeos» y se mostró favorable al «establecimiento de un espacio judicial europeo (propugnado por Francia) y de una estrecha cooperación policial», apoyada en reuniones periódicas de los ministros del Interior y en una permanente organización internacional para luchar contra las acciones terroristas de bandas y grupos armados.

El señor Suárez, que fue recibido ayer a mediodía en el aeropuerto de Estrasburgo por el prefecto de la región, Jacques Chartron, es el primer presidente de Gobierno español que interviene en el Consejo de Europa, como lo hacen sus colegas por rotación, al ritmo de uno cada sesión parlamentaria. El ministro de exteriores, Marcelino Oreja, y el resto de su séquito desecharon toda relación del viaje presidencial a Estrasburgo con la campaña electoral que se iniciará en España el próximo día 6. El parlamentario comunista, señor López Raimundo, estimó que era exagerado calificar de «electoralista» el despliegue realizado en torno a la intervención del señor Suárez en el hemiciclo europeo: «En primer lugar, hay que señalar que esta visita fue programada en octubre último, antes de que se fijaran las próximas elecciones. Ahora bien, sí es posible que el presidente aproveche la ocasión para ganar el favor de los electores.»

PSOE: primer acto electoral de UCD

Por el contrario, el parlamentario y encargado de relaciones del PSOE, Luis Yáñez, fue categórico: «Este viaje es el primer acto electoral de Suárez. A la vista de la campaña electoral, tan cercana, hubiera podido retrasar un desplazamiento que no puede más que dañar a las demás fuerzas políticas.» En este mismo sentido del «electoralismo» se comentaban ayer, en el palacio del Consejo de Europa, las medidas que anteayer tomó el Gobierno francés para erradicar «el peligro que supone la ETA en el País Vasco francés. Todo parece coincidir en favor de la continuidad ucedista en el poder tras los comicios de marzo próximo». Cabe reseñar que, en el marco de esta asamblea europea, el terrorismo ha sido el tema fundamental de debate. Ayer fue aprobada una resolución condenando toda forma de terrorismo «venga de donde venga». Y también fueron aprobadas dos enmiendas que habían introducido los parlamentarios socialistas españoles y el señor Satrústegui, en el sentido de que «ningún país amigo, es decir del Consejo de Europa, debe favorecer el desarrollo del terrorismo» Sin nombrar a Francia, todos los parlamentarios españoles estimaron que la resolución precitada «es positiva para la lucha española contra los etarras».