Las autoridades iraníes cierran los aeropuertos del país
Los medios oficiales de información anunciaron anoche el cierre durante tres días de todos los aeropuertos iraníes, en una medida que, al parecer, está orientada a impedir el regreso a Irán del ayatollah Jomeini, verdadero líder de la «revolución islámica», que parece registrar el país asiático. La medida fue anunciada después que el aeropuerto de Teherán, que permaneció cerrado durante dos horas, fuera reabierto por la tarde, por órdenes gubernamentales. Según fuentes cercanas a la aviación civil iraní, el primer ministro Shapur Bajtiar desconocía el plan de cerrarlo. Ayer por la mañana, cuando salía del Majlis (parlamento) para presentar dos proyectos de ley, Bajtiar fue muy lacónico: «El aeropuerto -dijo- está cerrado por razones de seguridad nacional.» No quiso dar más explicaciones.
Según otra versión, cien militares de la Guardia Real se habían juramentado para matar a Jomeini en cuanto llegase a Teherán. Temiendo que este rumor fuera cierto, Bajtiar se decidió a cerrar el aeropuerto.Por último, se dice que el cierre fue motivado, únicamente, por las discrepancias existentes entre el primer ministro y los empleados de Irán Air, que pretendían seguir la huelga y pensaban interrumpirla solamente para traer a Jomeini desde París.
Sea cual fuere la versión correcta, este hecho contribuyó a fundamentar los rumores sobre la inminencia de un golpe militar. Si esto sucediese y teniendo en cuenta la división existente en el seno del Ejército, no habría. que descartar en absoluto la posibilidad de guerra civil.
El hecho de que el sha haya retrasado su salida a Estados Unidos hasta la próxima semana es, para algunos observadores, algo más que una anécdota. Según éstos, el sha no ha descartado, ni mucho menos, la posibilidad de retorno, y sabe que más le vale volver de Marruecos o Egipto, que de California; ya que, en este último caso, la intervención de Estados Unidos en la crisis parecería más clara. Fuentes cercanas a los servicios secretos occidentales mostraban anoche su acuerdo con esta teoría.
En busca de una salidaAnte la posibilidad de una inminente crisis, los antiguos rivales del sha (que ahora se reparten entre el Gobierno y la oposición), parecen ir buscando salidas. Algunos líderes chiitas como Taghi Falssafi, Meftaj y Bejechti, han afirmado que Jomeini se ha precipitado al decidir volver de inmediato. Por su parte, Mehdi Bazargan ha declarado que «Jomeini ha tomado solo la decisión de volver ya a Teherán.» Bajtiar, tomando nuevamente la iniciativa del diálogo, ha mandado un mensaje a Jomeini, cuyo contenido se ignora todavía. Jomeini, por su parte, ha descartado toda colaboración con el Partido Comunista (Tudeh), sugerida hace unos días por el secretario general del PC iraní, Nuredolin Kianuri (véase EL PAÍS de ayer).
A primeras horas de la mañana, el ayatollah Majmud Telegani encabezó una manifestación de 50.000 personas que fue interrumpida por los carros de combate. Telegani y sus fieles pretendían celebrar una ceremonia que festejara la salida del avión que habría de recibir a Jomeini (en lo que se llama ya «vuelo revolucionario »).
Telegani trató de dirigir la palabra a sus seguidores, pero tuvo que desistir ante los avisos que le dirigieron los altavoces de los militares, conectados a gran volumen. Durante todo el día de ayer se reprodujeron las manifestaciones en las cercanías del aeropuerto. A últimas horas de la noche, en Teherán no se sabía si había habido alguna víctima,
Mientras medio millar de periodistas, venidos de todo el mundo, esperan el golpe de Estado, quizá en vano, el Gobierno Bajtiar dio ayer dos nuevos pasos en su tarea de revisar el reciente pasado, de acuerdo con su programa, ya aprobado por el Majlis. Dos proyectos de ley fueron presentados ayer al Parlamento. Uno de ellos proponía la disolución de la Savak (policía política) y el otro trata de permitir la sustanciación de responsabilidades penales de los antiguos integrantes del Gobierno. Según este segundo proyecto, se crea un jurado compuesto por diversos sectores sociales perseguidos por el sha: religiosos, trabajadores, comerciantes, estudiantes y periodistas.
Pocas horas antes, el general Nematollaj Nasiri, ex director de la Savak, recibió una convocatoria de la sala XVIII del Tribunal Penal de Teherán. En el sumario se le acusa de torturas, ejecuciones sumarias, atentados a la propiedad, desfalco y sobornos. El general Nasiri había sido arrestado previamente, aprovechando la vigencia del artículo 5 de la ley Marcial.
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