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Se fuga el fascista Ventura, principal encartado en el proceso de Cattanzaro

Juan Arias

Giovanni Ventura, uno de los principales encartados en la causa judicial seguida por la matanza del, Banco de Agricultura de Milán, que provocó dieciséis muertos en 1969, se fugó ayer de su residencia vigilada en Cattanzaro, Calabria, sin que se conozca su paradero. La fuga de Ventura se produce a tres meses y medio después de la del primer encartado, el neofascista Franco Freda, que iba a ser juzgado en el mismo proceso.De este modo, cuando faltaban sólo quince días para que se llegase al final de uno de los procesos más escandalosos de este país y que ha durado más de ocho años, pasando desde la hipótesis del anarquista Valpreda, que fue absuelto por insuficiencia de pruebas, hasta la pista fascista. La sala de justicia de Cattanzaro se ha quedado sin los dos personajes para quienes los fiscales habían pedido la máxima pena: cadena perpetua.

"Esta vergüenza"

La noticia ha caído como una bomba en todos los ambientes políticos y en la calle no se habla de otra cosa que de «esta vergüenza» que ensucia la memoria de los 16 muertos de la matanza de Milán y de los numerosos heridos.

Después de la fuga de Freda fue duplicada la vigilancia de Ventura. Lo tenían bajo control, día y noche, veinticuatro agentes que se turnaban cada seis horas. Pero nadie ha visto nada. El Ministerio del Interior supo la noticia 48 horas después de la fuga. El ministro Rognoni fue llamado inmediatai,nente a consulta por el presidente de la República, Sandro Pertini.

El Partido Comunista ha declarado que esta fuga es una «prueba alarmante de la insuficiencia de las fuerzas del orden y de un laxismo que pone en cuestión todos los ór-anos del Estado».

La opinión pública está convencida de que la fuga ha sido organizdda «desde muy arriba» porque no se desea llegar a la conclusión de un proceso en el que están implicados no sólo los neofascistas Freda y Ventura, sino también grandes personajes militares y políticos y hombres que habían tenido cargos de alta responsabilidad en los órganos del ex servicio secreto. Se trata de aquellos personajes que habían hecho todo lo posible para descargar el atentado fascista de Milán sobre las espaldas de los anarquistas y de los grupos de izquierda.

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