Más de cien refugiado vascos pueden ser expulsados de Francia

Más de cien presuntos militantes de ETA residentes en el País Vasco francés correrían el riesgo de ser expulsados de cumplirse las promesas que ayer le hizo el ministro galo de Asuntos Exteriores, Jean Francois Poncet, a su homólogo español, Marcelino Oreja. Este último afirmó, al final de la entre vista, que el señor Poncet le había enseñado una carta que ha enviado a cada uno de los encausados para advertirles que su estatuto de refugiados políticos no será renovado.El señor Oreja llegó a París ayer a mediodía, procedente de Zurich, y fue recibido por su colega en el Quai d'Orsay (sede del Ministerio francés de Exteriores) a las cinco de la tarde. Para informar sobre esta conversación convocó a los corresponsales de prensa acreditados en París a las siete y cuarto en el aeropuerto de Orly, desde donde emprendió viaje hacia Madrid en el avión que salió tres cuartos de hora más tarde. Según manifestó a los informadores, de los setenta minutos que duró la conversación con el señor Poncet, cuarenta fueron absorbidos por el problema de los refugiados vascos en Francia. El ministro español pidió que el Gobierno francés rechace el estatuto de refugiados políticos a los etarras, fundándose para ello en que el actual régimen democrático español, aprobado por referéndum, anula los argumentos que en tiempos de la dictadura favorecieron la concesión del referido estatuto.

El señor Oreja aseguró que su colega francés se había manifestado dispuesto a «acelerar -en algunos casos- la cancelación de los estatutos de refugiados políticos de los que aún gozan los vascos». No pudo precisar el procedimiento que empleará el Gobierno francés para realizar tal promesa, y por lo que concierne al número de presuntos etarras aún residentes legalmente en Francia estimó que son «más de cien».

El ministro galo le anotó al señor Oreja que desde hace un año y medio aproximadamente París ya no concede estatuto de refugiados políticos a los vascos. Por otro lado, según el titular español de Exteriores, su colega ya ha advertido por carta a los que aún gozan del referido estatuto que cuando éste caduque no les será renovado. De ser así, para continuar viviendo en Francia tendrían que conseguir un permiso de trabajo; en caso contrario, caerían en la ilegalidad, lo que podría facilitar su expulsión. Tanto las amenazas de no renovación de la carta de refugiado como las expulsiones son hechos que ya se vienen produciendo aproximadamente desde que se celebraron las elecciones.

Para la opinión francesa, la entrevista Poncet-Oreja ha pasado casi inadvertida, por considerarla «de rutina». El ministro español, por su lado, estimó que la conversación había sido importante, que el titular del Quai d'Orsay había acogido con simpatía sus demandas para unificar los esfuerzos contra el terrorismo y que él, al final de su gestión, se declaraba «optimista».

Muy someramente, declaró el señor Oreja, la cuestión de la ampliación del Mercado Común y otros temas internacionales también fueron abordados a lo largo de su diálogo con el ministro francés.