_
_
_
_
Reportaje:

Los jugadores Diarte, Cabrera y Leguizamón son hermanos según documentos falsificados

Los jugadores Diarte, del Valencia; Leguizamon, del Calvo Sotelo de Puertollano, y Cabrera, del Elche, según las actas de nacimiento de los mismos que obran en el Registro Civil Central de Madrid, son hermanos, ya que tienen el mismo padre: Aurelio Martínez Rubalcaba. Los tres jugadores, que coinciden en el mismo primer apellido, tanto en su país de origen, Paraguay, como en España, son conocidos futbolísticamente por su segundo apellido, lo que realmente es significativo.De todos modos, a pesar de cuantos comentarios se puedan hacer sobre este tema, los documentos que se publican fotocopiados hablan por sí mismos. Serán los tribunales de justicia los que definitivamente decidan este asunto. Un juzgado madrileño sigue desde hace algún tiempo las actuaciones penales correspondientes sobre estos tres jugadores.

En situación similar a las de Diarte, Leguizamon y Cabrera se encuentran la mayoría de los jugadores paraguayos que actualmente juegan en equipos españoles. Se da la circunstancia de que estos jugadores también son conocidos futbolísticamente por su segundo apellido, y no por el primero.

El juzgado madrileño correspondiente que tramita las actuaciones penales sobre estos jugadores está realizando las diligencias correspondientes que sirvan para comprobar si existe falsificación o no de sus documentos de identidad. Este juzgado ha iniciado tales trámites a instancias de las denuncias presentadas contra dichos jugadores y que podrían partir del propio Registro Civil Central.

Método de falsificación

Parece ser que existe constancia real de la manera como se llega a manipular la documentación que presentan estos jugadores para demostrar su origen o su nacionalidad española. Se parte del acta de nacimiento de un ciudadano español, con la que un juez, en Paraguay, le convierte en padre del jugador paraguayo que vaya a fichar por un equipo español. Después, una vez legalizados los documentos, se presentan en el consulado correspondiente para su inscripción.

Existen detalles significativos en los ciudadanos españoles que se escogen con estos intereses. Cabe la posibilidad de que el interesado conozca las intenciones y acceda a las pretensiones, como parece suceder con el padre de Diarte, Leguizamon y Cabrera: Aurelio Martínez Rubalcaba. Pero en la mayoría de los casos se suele escoger a una persona española que cuando nazca el hijo atribuido por estos documentos cuente con unos sesenta años. Esta persona desconoce la manipulación que se puede realizar con su acta de nacimiento, la que puede obtener cualquier ciudadano español en los registros civiles correspondientes. Nadie ha puesto pega alguna en obtener las actas de nacimiento de Piarte, Liguizamon y Cabrera en el Registro Civil Central de Madrid.

Se escoge una persona con unos sesenta años de edad cuando nace el hijo que se le atribuye para que a los veintiún años de éste, aquél supere los ochenta y, por tanto, tenga todas las posibilidades de haber muerto. De esta manera el padre que le haya podido falsificar no tendrá posibilidad alguna de encontrarse y, por tanto, de testificar si el jugador es realmente o no hijo suyo.

La mayoría de los jugadores paraguayos que llegan a España en esas condiciones, con rara excepción, cuentan veintiún años, edad en la que se adquiere la mayoría de edad, por lo que el artículo 18 del Código Civil establece que durante un año pueden optar a la nacionalidad española del presunto padre, español, aunque éste la hubiera perdido. Se trata de una fórmula más para evitar posibles problemas de nacionalidad. Al jugador que llega a España en esas condiciones le basta indicar su intención de optar a la nacionalidad española para

Los jugadores Diarte, Cabrera y Leguizamón son hermanos según documentos falsificados

que se le conceda y que de esa forma no ocupe plaza de extranjero. Esto hace algunos años era condición que prohibía totalmente su presencia en el fútbol español, al estar cerradas las fronteras.Más casos

Se da la circunstancia, por otra parte, de que al realizarse las oportunas actuaciones penales solamente se ha descubierto la existencia real del padre atribuido a estos tres jugadores y de otro jugador paraguayo, cuyo nombre desconocemos. El padre de este último jugador, cuya acta de nacimiento ha sido usada para estos fines sin su conocimiento, ha prestado declaración jurada ante el juzgado correspondiente, por la que niega rotundamente los extremos hasta los que ha sido usada su documentación. Niega conocer al jugador que se le atribuye como hijo, y eso bajo juramento.

Por otro lado, como el tema ya ha sido comentado suficientemente, ha habido casos en que los jugadores no se han presentado como futbolistas para recuperar u optar a la nacionalidad española, sino como electricistas, camareros o como otros profesionales. Esta manera de obrar no tiene otra finalidad que evitar problemas. Precisamente el hecho de plantear la posibilidad de estos problemas cuando han intentado inscribirse en el Registro Civil en esas condiciones les ha convencido para desistir del empeño y regresar de inmediato a su país, a Paraguay, o firmar el contrato con el club que le fiche, pero como extranjero. Después de dos años de estancia en España, según el convenio de doble nacionalidad firmado con la mayoría de los países suramericanos, pueden obtener la ciudadanía española.

De todos modos los casos más sonados pueden ser precisamente los de Diarte, Cabrera y Leguizamon, posiblemente por las circunstancias de que están rodeados y sobre todo por contar los tres con un mismo padre. Cabe la posibilidad de que este detalle suponga de hecho la falsificación de los documentos de estos jugadores, con las consecuencias que tal irregularidad lleva consigo. El que tres jugadores tengan el mismo padre es motivo para sospechar, como así lo han hecho el Registro Civil Central y las autoridades penales correspondientes.

Una vez conocidos los documentos que se publican no es extraño que surjan las más diversas deducciones de los datos que se aportan. Cabe la posibilidad, por ejemplo, que el Sevilla impugne el resultado del partido que el sábado jugará en Mestalla, contra el Valencia, si en este equipo actúa Diarte. La impugnación estaría basada en una posible falsificación de los documentos de Diarte, y lo mismo podrían hacer el Cádiz o el Lérida, que juegan con el Elche y el Calvo Sotelo, respectivamente, si actúan sus jugadores Cabrera y Leguizamon, Diarte, Cabrera y Leguizamon han jugado ya algún partido durante esta temporada.

Posible doble falsificación

Diarte, Cabrera y Liguizamon, aunque tienen el mismo padre, cuentan cada uno de ellos con una madre distinta. Ciertamente este detalle tiene una explicación. La nacionalidad española de los jugadores, como hijos, les llega a través del padre y no de la madre. Este padre, falso o no, proporciona el primer apellido. Si es falso no coincidirá con el del hijo, precisamente como se le conoce futbolísticamente. Si a un jugador paraguayo se le conoce como Gutiérrez, por ejemplo, bajo cuya denominación adquiere su fama y categoría, difícilmente podría llegar a España como Pérez. Esto supone la necesidad de falsificar también el segundo apellido, o, lo que es lo mismo, que la madre no corresponde a la auténtica. Es decir, cabe la posibilidad de que los jugadores en esta situación falsifiquen el padre y la madre.

En el acta de matrimonio del padre de Diarte, Cabrera y Leguizamon, según se puede comprobar, consta como su esposa Antolina Rumelia Alsina Lezcano, que no corresponde con las madres de los jugadores: Julia Diarte, Esther Leguizamon y Juana Cabrera. En las actas del nacimiento de Leguizamon y Cabrera se asegura que el matrimonio existe. En el caso de este último, es el propio jugador quien presta declaración. Por lo que respecta a Diarte, es el propio padre, Aurelio Martínez Rubalca

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_