El precio del petróleo y los países pobres
EL ALZA en los precios del petróleo ha provocado una viva reacción de angustia en los países de economía débil. Mientras los grandes países industriales encuentran maneras de enjugar el nuevo coste de la energía, los países pobres se encuentran atacados en tres frentes: los precios del petróleo, los de los productos industriales que se ven obligados a importar, y el nuevo descenso del dólar, que puede obligarles a rectificar sus monedas y supone una pérdida elevada para quienes tenían reservas en esa moneda. Sin llegar a la situación de la India, que ha sido el primer país en elevar sus quejas amargas (Argelia, por su ministro Ghozali, ha respondido ya diciendo que «la OPEP no, está concebida como una organización para ayudar al Tercer Mundo»), España se encuentra en estas circunstancias. Su único recurso de reacción son las recomendaciones -que ya multiplica por todos los medios de difusión- de reducción del consumo individual. Esperemos que en esta ocasión las solicitudes de la autoridad sean más escuchadas que en otras. La elevación del precio de la gasolina de consumo ordinario será probablemente más fuerte que en Francia, donde se ha previsto ya una subida de diez céntimos de franco en litro a partir del primero de enero, que irá aumentando hasta Regar a un total de veinte céntimos en el mes de noviembre del año próximo. Y la repercusión en el alza del coste general de la vida ha de ser, también, más que lo que se calcula como media en los nueve países del Mercado Común, donde los 5.000 millones de dólares de más que habrá de pagarse el año próximo por el petróleo repercutirán en un 0,2 % en el índice del coste de la vida.Los países pobres temen que los ricos arrojen sobre ellos el peso de esta carga. No pueden responder con el aumento de precio de sus materias primas: el azúcar, el café el cacao, el algodón, tiene precios fijados desde fuera, que apenas dependen de los Gobiernos nacionales. La repercusión es clásica en la historia: son las clases económicamente débiles las que pagan determinadas crisis. La actual situación del mundo equivale a una traslación de los viejos problemas de clase a un orden mundial, de forma que los países del Tercer Mundo, en bloque, son explotados por los países ricos, en bloque también, pero con evidente desigualdadades internas. En esta división interior va a reflejarse el alza del precio del petróleo, puesto que el reparto de la carga no va a ser uniforme, ni siquiera en los países del Mercado Común. Lo cual hace sospechar un crecimiento en el desempleo y una reducción en el poder adquisitivo de las clases económicamente débiles. La retracción en los gastos probablemente se advierta en una disminución del turismo veraniego, lo que puede afectar a España en un momento en el que necesitaría incrementar sus ingresos en divisas.
Existe el temor de que se produzcan nuevas elevaciones. Arabia Saudita ha continuado ejerciendo su papel moderador, y ha conseguido que la elevación no sea tan alta como pretendían otros países (especialmente Argelia) pero ya ha advertido que si las circunstancias no mejoran en Irán, la nueva elevación será insuficiente y habrá que ir a más. Aunque esta advertencia forme también parte de su campaña para consolidar al sha, no es de despreciar la actitud. Los españoles, en cualquier caso, debemos aprender a ahorrar seriamente gasolina si no queremos añadir un factor más de desequilibrio a la precaria situación de nuestra economía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.