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Informe anual de la OCDE para 1979

La OCDE estima que la recesión norteamericana no limitará el crecimiento de las economías occidentales

El informe anual Perspectivas económicas de la OCDE constituye tradicionalmente la guía de previsiones coyunturales más importante de los países occidentales para los próximos doce meses. Con un tono de moderado optimismo, los expertos del secretariado de la Organización presentaron el pasado miércoles en París sus estimaciones para 1979. Sobre el contenido de dicho informe, que ha permanecido embargado para los medios informativos internacionales hasta la madrugada de hoy, escribe Enrique Badia, enviado especial a la capital francesa, sede de la Organización.

Alterando su tradición eminentemente pesimista, el secretariado de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) ha elaborado un cuadro de esperanzadas previsiones para la economía mundial en 1979, contenido en su informe anual Perspectivas económicas de la OCDE, presentado el pasado miércoles en París por los máximos responsables del secretariado de la Organización.El editorial con que se abre dicho informe estima que «las perspectivas para 1979 han mejorado sensiblemente en los seis últimos meses», al tiempo que se felicita por el éxito alcanzado en los respectivos países por la aplicación de las medidas antiinflación recomendadas por el secretariado en anteriores informes.

Este diagnóstico puede mantenerse a juicio del secretariado a pesar de la decisión adoptada por la conferencia de la OPEP (Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo), para elevar el precio de los crudos hasta un 14,5 % en los próximos doce meses. Este porcentaje de aumento corregirá relativamente las previsiones de la OCDE, ya que los expertos del secretariado habían elaborado sus cálculos sobre una hipótesis de subida del petróleo entre el cinco y el 6%.

En términos generales, la OCDE considera que la estabilidad monetaria tenderá a fortalecerse en los próximos meses y que la economía de la mayor parte de los países grandes evolucionará favorablemente en lo que a crecimiento, inflación y déficit exterior se refiere, con excepción de Estados Unidos, donde se prevé una ralentización de la economía y un ligero incremento del paro.

En cuanto a los pequeños países, el secretariado estima que proseguirán en sus políticas de ajuste, concluyendo 1979 con una discreta mejoría en sus expectativas económicas.

Como en años anteriores, el informe de la Organización se dedica primordialmente a estudiar las previsiones de los tres grandes (Estados Unidos, RF de Alemania y Japón), dedicando escasa atención a los restantes países -hasta un total de veintiuno- a cuyas economías se otorga un carácter eminentemente subsidiario.

Paro y libre comercio

Las conclusiones de la OCDE apuntan hacia una estabilización de las tasas de desempleo en 1979, en buena medida como continuación de lo que en la mayor parte de los países miembros ha acontecido ya este año. En cualquier caso, y con la salvedad ya apuntada de Estados Unidos, los expertos del secretariado estiman que no pro cede realizar esfuerzos artificiales para intentar reducir las actuales tasas de desempleo, ya que, en el mejor de los casos, es preciso con formarse con mantener el objetivo de no incrementarlas. En este punto, el informe llama la atención sobre los peligros de que determinados países sientan la tentación de emprender políticas proteccionistas, con la idea equivocada a juicio de la OCDE de mitigar por esta vía las cifras de desocupados. Frente a esta tentación, la Organización recomienda emprender acciones de reestructuración industrial, encaminadas, sobre todo, a reconversión de la capacidad productiva, adaptándola a las nuevas coordenadas de la demanda internacional. Según el informe, «el mundo se enfrenta con el riesgo de retornar a una situación de trueque comercial, retrocediendo cincuenta años en la historia, lo que podría provocar efectos catastróficos en la sociedad industrial.

Demanda interior

Otra de las innovaciones contenidas en el informe anual presentado el pasado miércoles que hace el número veinticuatro de los elaborados por el secretariado de la Organización es el criterio expresado sobre la necesidad de trasladar la preponderancia otorgada hasta ahora a los respectivos crecimientos del PNB (producto nacional bruto) a la evolución real de la demanda interna en cada uno de los países. En tal sentido, se estiman favorables los resultados alcanzados por Japón, Estados Unidos y la RF de Alemania, a partir de la aplicación de las políticas de regulación de la demanda aconsejadas por la OCDE en el pasado mes de julio. La evolución previsible de la demanda en los tres grandes países se estima incidirá favora blemente en el contexto mundial, con la salvedad de la preocupante evolución al alza de los precios en Estados Unidos. El informe estima, sin embargo, esperanzador el programa de medidas antiinflacio narias elaborado por el presidente Carter recientemente, cuya aplica ción se estima conveniente prosiga durante al menos el primer semestre del próximo año.

Reducir inflación

Para los países convalecientes, la OCDE recomienda -como a todos- proseguir en la lucha contra la inflación, para lo que considera importante actuar por la vía de los pactos entre las distintas fuerzas sociales implicadas en la actividad económica. El efecto previsible que pudiera tener sobre la, situación de estos países la ralentización de la economía estadounidense, estima la OCDE que podrá ser compensado por el tirón de Japón y la RF de Alemania. La compensación se considera incluso estacionalmente, ya que el impasse amerícano será más acentuado durante el primer semestre, y los otros dos grandes tienen previsto reducir el ritmo en la última parte del año.

El precio del petróleo

La gran estrella de la presentación del informe anual fue la subida de los precios del petróleo, decidida el fin de semana anterior por los trece países de la OPEP en Abu Dhabi. La decisión de los exportadores de crudos sorprendió a los responsables del secretariado de la Organización, que habían trabajado en torno a una hipótesis de subida máxima del 6%. En todo momento, los autores del informe se esforzaron por desdramatizar la situación, aludiendo reiteradamente a la necesidad de evitar efectos psicológicos de la medida, en cualquier caso mayores que los puramente técnicos.

En términos reales, el secretariado de la OCDE estima que el alza del petróleo acordada para el próximo año (14,5%) tendrá una repercusión en la tasa de inflación global de los países de la Organización del 0,5%; es decir, que, desde el 6,5% calculado en principio, se pasa a una previsión de aumento de los precios del 7% para los próximos doce meses.

En cuanto a la factura que los países industrializados deberán. pagar por sus importaciones de crudos, los cálculos de la OCDE estiman que su coste adicional sobre este año, teniendo en cuenta el aumento de precios acordado en Abu Dhabi y las previsiones de crecimiento de las economías, será de 19.000 millones de dólares para el conjunto de, los veintiún países de la Organización. Sin embargo, los expertos del secretariado estiman que ello no se trasladará directamente a un incremento paralelo del déficit,comercial y corriente de los países de Occidente industrializado, ya que se calcula que el incremento adicional de ingresos para los países productores de petróleo se traducirá en un íncremento de las exportaciones desde los países de la OCDE a los de la OPEP de al menos el 50% de los 19.000 millones de dólares apunta-

La OCDE estima que la recesión norteamericana no limitará el crecimiento de las economías occidentales

dos. El incremento final previsto para el déficit es de 8.000 millones de dólares.Otro de los indicadores macroeconómicos de 1979, cuya previsión deberá ser revisada a la vista del incremento de precios del petróleo, es el crecimiento del PNB (producto nacional bruto), aunque todavía no se ha evaluado la corrección; el informe señala un aumento del 3% para el conjunto del próximo año, con mayor ritmo en el primer semestre.

El criterio de los expertos del secretariado de la OCDE es el de valorar negativamente el acuerdo de Abu Dhabi. En ello coinciden los responsables de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), quienes ratificaron su deseo de entablar conversaciones con la OPEP y lamentaron el carácter estrictamente unilateral de sus decisiones. Los expertos de la OCDE por su parte, expresaron serias dudas sobre la absorción del aumento programado por el mercado petrolífero mundial, teniendo sobre todo en cuenta la postura que pueda adoptar Estados Unidos con respecto a su demanda, lo que es importante si se tiene en cuenta el carácter de principal consumidor del mercado norteamericano. Las estimaciones de ritmos de importación de petróleo para el conjunto de países de la OCDE, corregidas tras el acuerdo de la OPEP, han quedado formuladas en un 9% de aumento para el primer semestre y sólo un, 2,3 % de aumento para la segunda mitad del año.

Política "versus" economía

A niveles generales, OCDE se propone defender en los próximos meses la necesidad de acometer por parte de los Gobiernos nacionales una «política positiva de ajuste», encaminada a acentuar la corrección de los desequilibrios económicos que gravan la marcha de la mayor parte de los países miembros. Los miembros del secretariado estiman necesario llevar a cabo esta política frente a la tentación de aplicar mecanismos de «ajuste defensivo», sin fundamento técnico, al que parecen primordialmente inclinados la mayor parte de Gobiernos y fuerzas políticas. La prioridad de los planteamientos políticos frente a los técnicos ha provocado una especial sensibilización en el seno del secretariado, según quedó evidenciado en las manifestaciones de los directos responsables de la elaboración del informe. Los expertos de OCDE achacan sobre todo a determinados Gobiernos -ninguno fue citado específicamente- haber pretendido lograr una reactivación artificiosa del mercado del empleo, mediante la aplicación de programas sin fundamento técnico.

Para los responsables de OCDE, el fundamento real de las elevadas tasas de desempleo que padecen las economías occidentales radica en la retracción inversora existente a todos los niveles y en la comprometida situación de sectores industriales básicos, con elevada capacidad de mano de obra. Las previsiones, en cierto modo pesimistas, formuladas en el informe anual respecto al mantenimiento o incluso aumento de la cifra de parados, se basan sobre todo en el carácter cada vez más prudente y conservador de los proyectos de nueva inversión; con el agravante, además, de que no toda inversión es, a fin de cuentas, productiva y tampoco necesariamente tiene por qué ser generadora de nuevo empleo.

La subvención perpetua a sectores en crisis también fue denigrada por los responsables del secretariado de la organización. En primer término, por las consecuencias que ello genera en la situación industrial del país en cuestión, ya que detrae cantidades importantes de recursos, altera el funcionamiento del mercado y no soluciona ninguno de los problemas estructurales ,del sector, que son los que efectiva y primordialmente deberían ser atendidos. En segundo, porque la ayuda sistemática a los sectores en crisis limita, e incluso yugula, las posibilidades de creación de empleos alternativos, y hasta de mayor capacidad de empleo que la que ofrece la industria que se está subvencionando. Conscientes de que no podría llevarse a cabo una supresión inmediata de este tipo de políticas, la OCDE recomienda la elaboración de planes de reducción progresiva de las ayudas sectoriales, en aras de su supresión total a medio plazo.

En definitiva, los expertos estiman que no corresponde a los Gobiernos delimitar los sectores prioritarios de inversión lo que, en buena medida, representa una crítica más o menos velada a la política de incentivos fiscales que desarrollan numerosos países en estos momentos. Escepticismo frente al SME Interrogados sobre su criterio relativo a la incidencia futura del nuevo Sistema Monetario Europeo (SME), creado recientemente en el área de la Comunidad Económica Europea, en el contexto económico mundial, los responsables del secretariado de OCDE se mostraron escépticos y no exentos de ironía. «Debería servir para coordinar las políticas nacionales de los nueve, pero no parece probable que ello se alcance y entonces la viabilidad del SME es más que improbable», señaló uno de los expertos del secretariado.

Parecida respuesta tuvo una pregunta planteada respecto a la incidencia de los recientes acuerdos entre China Popular y Estados Unidos en el ámbito comercial de la OCDE. Actualmente, el comercio de los veintiún países de la organización hacia China supone únicamente un 1% del total de los intercambios, cifra irrelevante para poder hablar de un impacto. No obstante, se admitió que el bloque chino-estadounidense puede incidir a medio plazo en un replanteamiento de las relaciones comerciales entre los países de la. OCDE y los en vías de desarrollo.

Como conclusión final al informe, los expertos de la OCDE señalan que no se puede afirmar que las economías de los países miembros hayan alcanzado un grado de buena salud, ya que son todavía numerosos los desajustes existentes en la mayor parte de ellas. Sin embargo, sí puede afirmarse, sin miedo a pecar de excesivo optimismo, que la mayor parte de los países occidentales y especialmente los de la OCDE en su conjunto, han entrado en un buen camino hacia la .consecución de los objetivos de saneamiento perseguidos. «El progreso económico depende sin duda en primer término de una nueva e importante reducción de la tasa global de inflación y de una atenuación de los desequilibrios entre las tasas de inflación de los diferentes países. Será necesario que, para obtener este resultado, los Gobiernos y el electorado de la mayoría de los países de la OCDE continúen sin desmayo en sus esfuerzos ya emprendidos para luchar contra la inflación», concluye el editorial del informe elaborado por el secretariado para 1979.

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