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El hombre enfermo del Oriente

«( ... ) El pueblo iraní siempre ha sido muy activo. Su religión les impulsa en la medida que, a diferencia de la rama sunnita, el Islam chiita, sediento de justicia, se declara político, por no decir contestatario. El clero, con 180.000 sacerdotes (mollahs), quiere controlar el poder mientras espera el advenirriíento del mítico «Imán Oculto», y nadie, entretanto, puede ocupar su lugar. El despotismo más o menos ilustrado del sha atacaba al clero, a sus privilegios, así como a los comerciantes del Bazar y a los intelectuales apegados a sus tradicíones y a sus libertades. Los desastres económicos han hecho el resto, y el pueblo de las grandes ciudades se ha unido con toda su desesperación al movimiento.Todo el mundo obedece al ayatollah Komeine, que tiene 78 años. Su autoridad es tan grande que se cuida muy bien de precisar lo que piensa hacer en el caso de que asumiera la dirección de una República islámica del Irán. ( ... )

El rey, ante este desafío, no ha dado nunca la impresión de seguir una línea política coherente. En un momento escoge la represión, en otro intenta una vía liberal. Un día se detiene al presidente del Frente Nacional, al poco tiempo se le propone entrar en el Gobierno. ( ... )

Es un hecho que el Partido Comunista Toudeh dispone de una emisora de radio en Berlín Este. ( ... ) Que la prensa soviética, desde hace algún tiempo, se interesa por Irán. ( ... )

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Pero de ahí a suponer, como algunos se apresuran a afirmar, que la mano de Moscú está detrás de los acontecimientos hay todavía un margen, y nada, por el momento, autoriza a franquearlo.

15 diciembre

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