La agitacora calva
Tenía el cráneo como la superficie de la luna con algún matorral de vez en vez, pero se confortaba pensando y aun diciendo que su peinado era muy afro, muy progre y muy in; el que no se consuela es porque no quiere y de buenas intenciones está empedrado el reino del pugartorio, que el del infierno es de chapapote.Las agitadoras tienen mentalidad de guardia (sección femenina), pero no lo saben, ya que, si lo supieran, serían guardias, que es más cómodo porque disfrutan, ¡parvo disfrute!, de seguro de enfermedad, retiro, etcétera, y si se sienten con ánimo aún pueden seguir de guardias nocturnos hembra, jurados o sínjurar, tras la jubilación y en la empresa privada. ¿Hay quién, dé más?
Gastaba andares de dromedario bamboleante porque una agitadora no debe confundirse con una madre de familia, una mujer objeto o una espía, ¡bueno está lo bueno!, que la agitación tiene sus características y debe tener sus compensaciones visibles e inmediatas. ¿En qué estúpido mundo burgués nacemos, vivimos, nos reproducimos y morimos, todo con orden y sin entusiasmo?
Fabián Toledano, el bujarrón de la boticaria, juraba y perjuraba que la agitadora calva lucía siempre en el trasero una calcomanía fingidora de un tatuaje -y nueva y diferente cada mañana- en la que se proclamaban las reivindicaciones de mayor riesgo y novedad.
-Decidme, niño. ¿Y qué fue de la agitadora calva?
-Pues no lo sé, señor maestro, nadie lo sabe. Hay quien dice que se la llevaron en volandas los extraterrestres.
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