_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Abstencionistas pero no infieles

Profesor de UniversidadDesde luego parece que haya actitudes como las autoritarias o despóticas que vamos a tardar en desterrar aún bastante tiempo.

Ahora nos viene el dibujante Máximo, y, en el diario EL PAIS de 8 de diciembre de 1978, se nos planta cual San Pedro con las llaves, en el umbral del pórtico democrático formal, negando el paso a los abstencionistas del pasado referéndum.

Cabe suponer que tan airada como -en mi opinión- ignorante reacción del «humorista» se debió quizá a su desilusión o sorpresa por el elevado porcentaje de abstenciones en el mismo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Olvidó, sin duda, el dibujante al menos dos cosas, tan elementales como respetables:

1. Que los «abstencionistas de pro» (como tan horrorosamente nos llamó el dibujante), y también los abstencionistas de «retro», creo yo que tenían un denominador común que quizá su no-voto expresó claramente: la política viene a ser algo alejado a ellos, a nosotros. Algo que sólo hacen unos cuantos, unos cuantos primeros secretarios y presidentes, unos cuantos portavoces, unos cuantos ministros.... unos cuantos «elegidos», vaya. Esta forma de hacer la política se convierte así, en esta «democracia delegada - de - los - representantes», en algo que sólo hacen ellos mismos, y que -además- sobre su propia marcha (la de ellos) van aconsejando, esto es, dictando, a las «bases» que les votaron lo que deben -y sobre todo lo que no deben- hacer.

De este modo, algunos de los que no votamos no hicimos sino devolver al poder lo que del poder era y lo que el propio poder nos había dado: el mismo desinterés que el propio poder establecido prestó pródigamente a los problemas cotidianos de la inmensa mayoría.

2. Y que, además, buena parte de los que no votamos lo hicimos también (¿por qué no?) asumiendo ese manoseado requerimiento al «deber ciudadano» de expresar en libertad nuestra opción ante el debate constitucional. Y si nuestra respuesta fue la que fue (la de no votar) se debe a que para nosotros la democracia no es ninguna madre -y por tanto sólo una... y a ti te encontré en la calle-, sino que nosotros preferimos, y nos amamos (en secreto, claro) con la democracia igualitaria; esa señora directa, sensual, utópica, e ilegal como el amancebamiento y la vida misma. Una democracia donde el poder de las decisiones, todas, inclusive las políticas, pueda ser ejercido por todos, día a día, y no sea, por tanto, algo delegado a sólo unos cuantos listos.

Una democracia en suma, donde el poder (esa instancia tan alejada a nosotros) no se refuerce o se «legitime» (como también se dice), sino que se disuelva dentro de esa negación del poder que es el pueblo mismo.

Esa es nuestra amante, a la que hemos prestado fidelidad con nuestra postura en el pasado referéndum.

Se nos podrá llamar malos «estrategas», pero no infieles a lo nuestro, a nuestras ilusiones. Se nos llamará románticos..., pero ¿a dónde nos llevan los estrategas y los pragmáticos?

Le tomo prestado un ejemplo que le escuché el otro día al buen profesor y amigo José Luis Sampedro, y al que añado alguna pequeña aportación por mi parte: Mientras uno aguarda con un modesto carrito en la barrera de un paso a nivel, se nos pregunta con gran estrépito si queremos subir a un tren nuevo, moderno, fantástico y de cómodos asientos, que nos llevará a toda velocidad hacia el Oeste. Se nos pregunta si queremos subir o no, y se respeta incluso la posibilidad de subir al nuevo tren sin necesidad de que contestemos, o que votemos en blanco. (Esta es la parte que yo vengo a añadir a este ejemplo, lo que deseo aclarar, pues José Luis Sampedro usó el suyo en otro marco y contexto y para algo distinto). Bien, pues resulta que nosotros no queremos ir en esa dirección, por esa vía, ni hacia adelante ni hacia atrás; ni tampoco queremos quedarnos eternamente en la barrera. Algunos no estamos en absoluto interesados en esa vía Este-Oeste por donde marcha el tren del desarrollismo industrializador -idiotizador - consumista - explotador.

Algunos preferimos caminar por nosotros mismos hacia otra dirección, aunque sea con nuestro carrito que quizá vaya despacio, pero de forma que cada paso que damos nos acerca a donde efectivamente queremos ir.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_