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El 17 de diciembre, una "fecha sagrada" para Vance

«Vance viene aquí dotado de plenos poderes. Puede prometer, suplicar y amenazar, todo ello en nombre del presidente Carter. Si lo juzga necesario, podrá efectuar una serie de idas y venidas entre El Cairo y Jerusalén, al estilo Kissinger. Lo esencial es que Vance consiga que Israel y Egipto se avengan a firmar su tratado de paz antes del próximo día 17.» Con estas palabras, un diplomático norteamericano en Tel-Aviv explicó ayer a este diario la característica del nuevo viaje del secretario de Estado a Oriente Próximo. Todos los medios políticos israelíes se muestran sorprendidos ante la insistencia de Carter en la fecha del 17 de diciembre. Un miembro del Gobierno nos dijo lo siguiente:

«No se firma un acuerdo de paz todos los días. Cada parte tiene el deber de sopesar cuidadosamente cada párrafo, y hasta cada palabra de un tratado de esa naturaleza. A nosotros también nos gustaría firmarlo cuanto antes. Pero no hay fechas sagradas, ni el 17 de diciembre, prevista en Camp David, ni el 19 de noviembre» (día en que en 1977 Sadat llegó a Jerusalén).

Sin embargo, Carter y el jefe de la diplomacia norteamericana sí parecen considerar que el 17 de diciembre es una «fecha sagrada». Sus motivos, no se conocen o no se comprenden aquí. Ayer, el diario nacionalista Maariv recordó que el tratado no depende de un «horario diplomático sino de la buena voluntad y la capacidad de las dos partes para encontrar un compromiso entre posiciones antagónicas».

Egipto parece decidido a demostrar al máximo esa buena voluntad. El primer ministro, Mustafá Halil, reitera desde hace dos días que está dispuesto a encontrarse con Dayan y Weizman «en cualquier parte de Europa» para reactivar las negociaciones. Pero en Jerusalén se observa, curiosamente, mucha reticencia, al punto de que ya son muchos los que se preguntan si Menahem Begin ha prohibido a sus ministros tomar iniciativas antes de su regreso de Oslo, adonde viajará para recibir el premio Nobel de la Paz.

Otra de las posibles oposiciones a una entrevista entre Halil y Dayan provendría del propio Dayan, mientras Weizman, bastante irritado, habría telefoneado varias veces a Begin -según nos han indicado fuentes solventes- para exigirle la reanudación inmediata de las negociaciones con Egipto.

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