Graves enfrentamientos entre fuerzas militares y manifestantes religiosos en Teherán
Miles de manifestantes contrarios al régimen del sha Reza Pahlevi se enfrentaron ayer al Ejército en las calles de Teherán, en lo que parece constituir el comienzo de una mueva crisis política más sangrienta aún que la registrada a comienzos de noviembre. Durante las últimas 48 horas, las fuerzas militares han disparado contra las multitudes, tras el último llamamiento hecho desde París para «una acción definitiva contra el sha» por el ayatollah Jomeini. El Gobierno , sostiene que sólo se han registrado siete muertos y treinta heridos durante las refriegas, pero en fuentes extraoficiales se habla de cientos de víctimas.
El Frente Laico de Oposición señaló ayer que 67 personas fueron enterradas en el cementerio de Beheeshtzamra, al sur de Teherán, inmediatamente después de los enfrentamientos. Varias docenas de cadáveres habrían sido enviados ayer a otros cementerios de la ciudad.Según algunas fuentes diplomáticas, el sha inició ayer por la mañana una serie de consultas «urgentes» con diversos políticos, aunque por ahora aún no ha considerado la posibilidad de disolver el Gobierno militar instaurado en noviembre.
Uno de los enfrentamientos más graves se produjo ayer en el popular Baza de Teherán, donde comandos especiales del Ejército dispararon con metralletas sobre la multitud.
Numerosos tanques y carros blindados fueron situados en las principales avenidas y plazas de la capital, continuamente sobrevolada por helicópteros del Ejército. Mientras los grupos de manifestantes corrían por toda la ciudad al grito de «asesinos», fueron vistas muchas ambulancias con heridos. Aparentemente, los manifestantes han organizado su propio servicio
de socorro en camiones improvisados, que transportan a sus heridos a los hospitales.
El Gobierno acusa a los comunistas.
El primer ministro, general Gholan Reza Azhari, acusó ayer al Partido Comunista de haber promovido los últimos actos de violencia y aseguró que el país está afrontando a la «primera fase» de una vasta conspiración para derrocar al Gobierno.En una referencia al período de duelo religioso iniciado ayer por la comunidad chiita, el premier manifestó que la agitación callejera ha sido organizada por los «enemigos del país, que se aprovechan -dijo- del fervor religioso del pueblo».
A consecuencia de los graves incidentes, los servicios públicos de electricidad y de transporte aéreo están sufriendo prolongadas interrupciones. Ayer, la compañía Irán Air suspendió sus vuelos internacionales a causa de las huelgas. También la ciudad de Ispahan se encontraba ayer semiparalizada por las huelgas y las manifestaciones. Alrededor de doscientas personas fueron detenidas
Portavoces religiosos dijeron anoche que sólo en los enfrentamientos del viernes por la noche murieron o fueron heridas más de mil personas. Enfervorizados chiitas corrían ayer por las calles de Teherán con banderolas rojas en las que aparecía reproducida la frase de Hussein, nieto de Mahoma, y fundador de la secta chiita: «¿Hay alguien dispuesto a ayudarme? Mi grito aún espera respuesta».
Entre tanto, en una entrevista publicada ayer por el diario alemán Die Welt, el primer ministro general Azhari reitera que «todos los que estén manchados de corrupción serán sacrificados, aunque sean amigos del sha».
Azhari expresó también que el ayatollah Jomeini «puede regresar al país cuando quiera. La única condición que le ponemos -añadió- es que se comporte como otro ciudadano cualquiera». Declaró además que las fuerzas armadas siguen considerando al sha como su comandante supremo.
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