"El miedo a votar, sobre, todo en Euskadi, es caldo de cultivo para el autoritarismo"
«Se está produciendo una reacción, una campaña antivasca en el Estado español. Esa situación la está alimentando la extrema derecha. La imagen que se está proyectando del País Vasco en el Estado español es negativa y distorsionada, además de ser insultante para los vascos. Se está considerando a Euskadi como "zona peligrosa o de guerra". La realidad es distinta, aunque es cierto que existe un clima de inseguridad. Esa imagen hay que romperla con urgencia y tenemos que hacerlo los que nos sentimos solidarios con el pueblo vasco.»
El secretario general del PSOE, Felipe González, realiza desde el viernes una gira por las capitales vascas, que supone el cierre de la campaña del referéndum constitucional del partido. Ayer estuvo en Bilbao y antes de su participación en un mitin celebrado en la Feria de Muestras celebró una rueda de prensa en la que, además de hablar del problema vasco, se refirió a otros temas de actualidad, como los peligros de un golpe militar, el atentado sufrido por el pesquero canario Cruz del Mar, la eventualidad de la celebración de unas elecciones generales tras la aprobación de la Constitución y las posibilidades de que el PSOE forme Gobierno de coalición con UCD.Resaltó Felipe González que su partido asume y apoya el plan de pacificación para Euskadi que propuso Txiki Benegas en el Club Siglo XXI («que es el plan del Consejo General Vasco»). Considera el líder socialista que el PSOE no puede aceptar la política policial que está llevando a cabo Martín Villa con respecto al tema vasco, «para el que hacen falta soluciones políticas».
«Desde el Ministerio del Interior se nos acosa para que aceptemos decisiones como las recientemente adoptadas por Martín Villa, y nos negamos a ello. Nuestra filosofía sobre el orden público no coincide con la de aquél. Por encima de ese orden público hay otro valor superior que hay que defender y asegurar, y es el orden democrático. Si se pierde esa perspectiva, se pierde la fuerza moral, la eficacia y la credibilidad. El pueblo necesita confiar en que se le va a asegurar el orden democrático para que pueda llegarse al restablecimiento de la paz ciudadana, y eso le va a costar entenderlo a Martín Villa, a quien le traiciona su biología haciendo tomar actitudes tan intolerables como aquél "dos a uno" o " i uf, qué susto ... !"»
«Hay que cambiar la filosofia de la actuación del poder público si se quiere pacificar algo. En Euskadi son necesarias medidas políticas, sociales, y también policiales, pero sin que ninguna anule o contradiga a las demás.»
Por lo que se refiere a las medidas policiales, Felipe González señaló que se debe dotar a la policía de buenos medios materiales y de una preparación y mentalizacíón profesional. «Hay que concienciar a la policía de que, por encima de todo, debe defender el orden superior, que es el orden democrático emanado de la voluntad popular. Los mandos de esa policía, sus responsables, están obligados a imbuirles esa conciencia antes que cualquier otra cosa».
Calificó de «poco razonable» la postura del Gobierno de negar una serie de medidas políticas de necesaria aplicación inmediata en Euskadi. «¿Por qué no va a aprobarse un decreto de bilingüismo, del mismo modo que se hizo en Cataluña?» Si el Gobierno quiere hacer algo por la pacificación de Euskadi, por la solución del problema vasco, ha de intensificar las medidas políticas y dotarle de un grado elevado de competencias autonómicas. Eso es lo que haríamos nosotros, al menos, si estuviéramos en el poder. »
Aunque senaló «que respetaba su postura aunque no la podía aceptar», criticó duramente al PNV por su postura abstencionista ante el referéndum constitucional. «Me parece un error político gravísimo y de consecuencias históricas. En el País Vasco hay una imperiosa necesidad de sacar a los ciudadanos de ese comportamiento de inhibición en que están sumidos. Recomendar, pues, algo opuesto a la incorporación de los ciudadanos a la práctica política y a la construcción de ese estado de cosas que va a crear la Constitución, es negativo. »
«Los que propugnan hoy la abstención a la Constitución, como el PNV, al día siguiente recomendarán el apoyo total al Estatuto de Autonomía que va a nacer y ser posible a partir y en la Constitución. Creo que eso es una inconsecuencia. Era el lendakari Aguirre el que dijo un día: «En democracia, el que se abstiene no participa.»
Se refirió luego, a la preocupa-, ción de su partido por el «miedo a las urnas» que consideran se está produciendo en el Estado español y concretamente en Euskadi. «Los que lo alimentan tienen una gran responsabilidad. Es el más grave error que pueden cometer. No me preocupa la abstención militante sino el «miedo a votar» porque es caldo de cultivo para el autoritarismo. Para la gente supone la tentación de pedir alguien que les quite miedo a ejercer un derecho. Creo que eso no lo han pensado quienes producen ese temor. Si lo han pensado y lo hace con plena conciencia se deben dar cuenta que están en la misma postura de Blas Piñar.»
Refiriéndose al peligro de un golpe militar, señaló que la situación «ha dejado de ser preocupante». Recalcó que el Gobierno en este tema está actuando de una forma blanda. «El está obligado a hacer cumplir el Código de Justicia Militar. Si no lo hace no presta un servicio a nadie (ni siquiera a los militares). Debe existir una supremacía del poder civil sobre el militar y ese poder civil debe hacerse valer por ser depositario de la soberanía popular. El Gobierno no se siente, sin embargo, con la fuerza moral suficiente como para defender ese valor democrático. »
«Si el PSOE llega algún día al poder ejercerá su poder coactivo con todo el rigor para que en ese sentido el pueblo pueda sentirse seguro. La inseguridad ciudadana es el germen del fascismo. »
La posibilidad de que el PSOE entre a formar parte de un Gobierno de coalición con UCD fue en principio descartada por Felipe González, que considera se han malinterpretado sus últímas declaraciones al respecto.
«Nosotros no querríamos vernos en la necesidad de entrar en un Gobierno antes de las elecciones generales. Sólo en caso de que exista peligro real de involución, el partido estaría dispuesto a asumir su responsabilidad de entrar en el Gobierno. Eso es coherente con nuestra idea de salvaguardar la democracia. Situaciones de peligro se pueden dar, pero es necesario calibrar objetivamente si tienen capacidad de desestabilizar o no. Los días 16 y 17 sí existió un riesgo real.»
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