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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Miedo

Ocurre que periódicamente en la historia de España los perros mastines que guardan la casa devoran a sus dueños.Como se sabe, las naciones están pobladas mayoritariamente de civiles, y parece normal que sean los civiles quienes den la tónica y marquen la senda a seguir. En las empresas industriales mandan los consejos de administración y no los guardas jurados.

La democracia es un producto decantado en el tiempo de la filosofía y del humanismo. Tiene que ver con la ética y la cultura. Es la única fórmula de convivencia que deja en libertad a sus miembros y permite evolucionar a la sociedad. La quiebra que a veces se observa del orden público en las democracias no siempre es ajena a las inhibiciones de los órganos que tienen por misión garantizar la seguridad de los ciudadanos, inhibiciones que se producen, sobre todo, en las fases de transición de los regímenes autocráticos a los democráticos. «Pronunciamiento» es una de las contadas palabras castellanas que han pasado a otros idiomas, como «siesta», «guerrilla» o «¡basta!» Debido a los sucesivos pronunciamientos o cuartelazos, la marcha de la sociedad española ha sido convulsiva y espasmódica. En 1931 se pasó de la monarquía a la república con suavidad, sin sangre. La explosión vino después. En 1977 se pasó de un régimen autocrático a una monarquía parlamentaria, también con suavidad, sin traumas importantes. Se teme que la explosión venga ahora, que la historia se repita, que el sistema político se agarrote en una involución para que de nuevo gobiernen los que no ganan unas elecciones ni por casualidad, y el país se vuelva la caricatura de una sociedad civilizada. No hay filosofía ni teoría política que se exprese a gritos, con ademanes teatrales o aclamaciones.

Los españoles tenemos derecho a ser libres, después de casi dos siglos de intentarlo. Lo que queremos lo decimos en las urnas. Ya sabemos que el sistema democrático no es perfecto y que a veces incluso es muy imperfecto, pero las dictaduras son la síntesis de todas las imperfecciones de la democracia, su compendio. Son la institucionalización de la violencia, pues mandan aquellos a los que el pueblo ha negado su confianza. Es el Gobierno de las mayorías por las minorías despechadas y revanchistas. A falta de la confianza de los gobernadores recurren a mitos irracionales y a infundir miedos reales. Es el triunfo de la sinrazón, la apoteosis de la mediocridad, el secuestro de un pueblo indefenso en nombre de un concepto abstracto de patria, vacío de contenido. El caos con apariencia de cuadrícula.

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