La estrategia del ocultamiento
«( ... ) Han pasado tres años. Señalada por múltiples peripecias, la actualidad política española adoptaba poco a poco el ritmo de una trivial democracia europea con sus elecciones, su crisis económica y su paro.El estilo y, más todavía, la habilidad política del equipo Suárez, que asombraba tanto en el extranjero, reforzaba todavía esta impresión. Simplemente, se olvidaba que la verdadera ruptura con el franquismo se aplazaba.
De hecho, ahora se desarrolla ante nuestros ojos. Y el asombro llega a la estupefacción cuando la extrema derecha llega a reunir más de 100.000 personas en las calles de Madrid. Al mismo tiempo, algunos oficiales superiores urden un complot para secuestrar al jefe del Gobierno reunido en Consejo de Ministros para lanzar un llamamiento al Ejército. El paréntesis abierto por la muerte de Franco no se ha cerrado. ( ... )
Somos testigos hoy del estallido de una resistencia parcialmente organizada a la democratización definitiva de España, en la víspera de la ruptura decisiva, que se materializará por el referéndum constitucional del 6 de diciembre. (...)
Sin evocar una vuelta inverosímil a la dictadura, la inquietud social y el paro, la inseguridad política creada por la agitación en el País Vasco, la recrudescencia de los atentados cada vez más frecuentes contra la policía crean un paisaje favorable a la agitación de la extrema derecha. ( ... )
El golpe de Estado, y no es un azar, buscaba, derribar al Gobierno Suárez, acusado de traición por los sediciosos. Por un sistema de retiros anticipados y de mutaciones frecuentes, el Gobierno ha logrado apartar de los mandos estratégicos a la mayoría de los oficiales formados en las academias militares de después de la guerra civil. (...)
El Estado español es, pues, de una extrema fragilidad política en esta fase de transición y la coalición, atacada por todos, lo es todavía más. (...)»
20 noviembre
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