Historia de un cisma
El primer enfrentamiento directo entre monseñor Lefébvre y el Vaticano se produce en 1975, cuando el ex arzobispo de Tulle, a pesar de haber perdido el recurso interpuesto contra la anulación de la erección canónica de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, ordena los primeros tres sacerdotes. Pablo VI le envía una carta manuscrita. El 29 de junio de 1976, hacíendo caso omiso de la prohibición papal, ordena a otros trece sacerdotes en el seminario suizo de Ecône. Días más tarde Pablo VI le suspendía a divinis (prohibición de ejercer el oficio eclesiástico), a pesar de lo cual continué oficiando misas en varios países de Europa según el rito integrista de San Pío V, proscrito por el Concilio Vaticano II.Tras la citada suspensión Lefébvre se negó a reonocer la legitimidad del Vaticano y sus misas se convirtieron en auténticas manifestaciones de integrismo con millares de fieles llegados de varios países de Europa. Mientras tanto monseñor Lefébvre y el Vaticano se intercambiaron varias mísivas, en una de las cuales Pablo VI analizaba los graves fallos teológicos del prelado francés.
El 29 de junio de 1978 monseñor Lefébvre ordenaba a otros dieciocho sacerdotes, a pesar de que la prohibición papal se le había renovado una semana antes. Esa misma tarde Pablo VI lanzaba una seria advertencia a los que «se comprometen a sí mismos y arrastran a lo demás... por los caminos de la herejía y del cisma», añadiendo: «Ha llegado el momento de la verdad, es necesario que cada uno conozca sus propias responsabilidades.»
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