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Silencio oficial sobre las actividades de Bumedian

La prensa oficial argelina ha desencadenado una furiosa campaña contra las alegaciones de los medios occidentales sobre el deficiente estado de salud del presidente Huari Bumedian, quien regresó a esta capital el martes pasado. Enormes titulares contra la «reacción internacional» y fotos de estudio de Bumedian cubrieron ayer las páginas de los órganos informativos de Argelia, en contraste con el silencio que sigue rodeando las actividades del dirigente argelino.Jamás, como hasta ahora, el tema de la enfermedad de Bumedian ha sido sujeto «tabú» en Argelia y nunca fueron tan violentas las díatribas contra las «huestes de periodistas extranjeros que llegaron a Argel para asistir a la caída del socialismo». Esta frase del editorial de ayer del periódico oficioso El Mudjahid anticipa una nueva campaña contra la prensa occidental, la cual ha dejado de venderse aquí, con rarísimas excepciones. Muy pocos elementos de juicio existen en Argel sobre la salud de Bumedian.

En opinión del régimen argelino, en torno a la estancia de Bumedian en Moscú se ha montado en Occidente una de las más grandes tentativas de intoxicación y de subversión lanzadas contra Argelia. Si en un caso extremo algunos responsables admitieron que Bumedian se hallaba bajo cuidado médico, se hizo particular hincapié en mostrar que no existió intento alguno de golpe militar o movimiento de tropas inusitado.

A pesar de ello, el nerviosismo hizo mella en la población, con lo que se demuestra, una vez más, que una ausencia prolongada del líder argelino crea, automáticamente, un vacío de poder.

Los rumores se acrecentaron también porque en el período actual de consolidación del aparato político y con la perspectiva del próximo congreso del partido único, el Frente de Liberación Nacional, las dificultades de tipo económico se han acumulado incensantemente. La reciente ley de Comercio Exterior que suprimió a rajatabla los intermediarios, ha sido un duro golpe para una capa media deseosa de no desaparecer. La revolución argelina se radicaliza a ojos vista y se vuelve más dura.

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