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España y la EFTA rubricarán el acuerdo el 7 de diciembre

Tras un prolongado y lento proceso, España y la Asociación Europea de Libre Cambio (Efta) concluyeron ayer sus trabajos con éxito y llegaron a un acuerdo, cuyo texto será rubricado por ambas partes el próximo 7 de diciembre y será firmado con posterioridad, si bien se desconoce la fecha en que tendrá lugar este último acto.

Las negociaciones España-Efta se iniciaron en mayo de 1977, teniendo por objeto la firma de un acuerdo de reducciones arancelarias progresivas, similar al concluido por España con la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1970.Con la Efta, para los productos industriales, se concibió un acuerdo multilateral, y para los productos agrícolas, acuerdos bilaterales con cada uno de los siete países integrantes de la Asociación Europea de Libre Cambio (Suiza, Suecia, Noruega, Islandia, Finlandia, Austria y Portugal). Con respecto a este último país, las negociaciones aún no han finalizado, principalmente por la crisis política que ha vivido Portugal en estos últimos meses, pero se estima que el trabajo técnico «está bastante avanzado».

Por otra parte, el señor Aldasoro, que afirmó que en esta octava ronda se superaron las diferencias sustantivas, señaló, sin embargo, que aún quedaba «un punto abierto, pero de pequeña cuantía». El jefe de la delegación española señaló como un «importante progreso» el haber obtenido reducciones arancelarias para los productos españoles, la fijación de franquicias en algunos casos e incluso la fijación de determinados contingentes, y aunque no precisó los productos de exportación españoles que se beneficiarán del acuerdo, sostuvo que había reducciones arancelarias importantes, no todas idénticas.

Como ejemplo de la obtención de franquicias totales indicó el caso de los vinos que se exportarán a Suecia.

«Lo que nosotros hemos hecho -afirmó el jefe de la delegación gubernamental española- es alinearnos en el mercado europeo, para no seguir sufriendo discriminaciones en los mercados, e incluso quedaremos en mejores posiciones que algunos países de la Efta en materia agrícola.»

En cuanto al incremento del comercio español que significará la firma de este acuerdo, el señor Aldasoro dijo que «es un pronóstico muy difícil de hacer», que no creía que se hubieran realizado los cálculos en ese sentido, y que quedaba por ver cómo irán reaccionando los empresarios españoles, los industriales y los agricultores. El señor Aldasoro terminó diciendo que cuando los propios países de la Efta llegaron a un primer acuerdo entre ellos, nunca esperaron alcanzar el nivel de intercambio que han logrado posteriormente, con el transcurso del tiempo.

A juicio de los negociadores españoles, que regresaron ayer mismo a Madrid, el entendimiento arancelario con la Efta supone una situación mejor para competir en esos mercados, y, por otra parte, los productos de la Efta que vayan a España van a encontrarse a su vez en una situación mejor para competir con los que vienen de la CEE, lo que no quiere decir, advirtieron, que en España se vayan a abaratar los productos de importación.

También se calificó de extremadamente positivo lo acordado en el terreno de los productos agrícolas, especialmente en frutas y hortalizas, vinos y conservas en general «donde se obtuvieron condiciones que favorecerán las exportaciones españolas».

Finalmente, consultado Miguel Aldasoro sobre si este futuro acuerdo tiene un trasfondo político, respondió que él supone ligarse más estrechamente con la geografía europea «de la cual se estuvo distante, entre otras, por razones de tipo histórico», concluyendo que «en esta ocasión los países de la Efta han confirmado su voluntad política hacia España»

En definitiva, el futuro acuerdo contempla para la primera etapa rebajas arancelarias, por parte española, del 60%, 25% y 25% para los productos industriales incluidos en las listas a, b, y c de nuestro acuerdo con la Comunidad.

Los países Efta reducirán sus aranceles de productos industriales en un 60%, como regla general.

En los acuerdos bilaterales agrícolas España hará reducciones arancelarias del 60%, 25% y 25% para los productos agrícolas incluidos en las listas a, b y c, de mutuo acuerdo con la Comunidad. Por su parte, los países Efta harán concesiones diversas para los productos agrícolas de exportación española.

Para Portugal, debido a su menor grado de desarrollo económico en relación con España, se convino en que existiría una asimetría en las concesiones entre ambas partes. En junio de 1978 se llegó a un acuerdo de principio entre los ministros de Comercio y Turismo de ambos países en el que se establecían las líneas generales para llegar a un área de libre cambio en dos etapas.

Resignación portuguesa

En Portugal el Acuerdo fue acogido con una cierta resignación, y se da por seguro que Portugal rubricará dicho acuerdo el 7 de diciembre; aunque por estas fechas no esté totalmente concluida la negociación del famoso «anexo B» que incluye las contrapartidas que España está dispuesta a conceder a los productos industriales portugueses. Se puede hablar de resignación porque se duda mucho que dichas contrapartidas sean capaces de compensar la desventaja que significa para Portugal el hecho de que España pueda competir sobre los mercados de la Efta, con las tradicionales exportaciones portuguesas.

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