El Parlamento británico aprueba el programa laborista

El Gobierno laborista (312 votos contra 300) evitó noche por estrecho margen unas elecciones generales en diciembre, al superar en la Cámara de los Comunes el voto de confianza presentado por la oposición conservadora sobre el programa legislativo del primer ministro para la quinta y última sesión del actual Parlamento británico.Los once diputados del Ulster, con su abstención, han sido esta vez la tabla de salvación de Callaghan, quien en minoría parlamentaria de cinco votos contra el conjunto de los partidos representados en los Comunes, afrontaba la más directa amenaza a su supervivencia desde que finalizó formalmente su pacto con los liberales. Estos y los nacionalistas escoceses votaron junto con la oposición conservadora contra el Gobierno, cuyo programa es calificado por Margaret Thatcher de «totalmente inadecuado para combatir los problemas económicos del país».

El Gobierno concurría a la prueba de anoche fortalecido, sin embargo, por haber conseguido imponer veinticuatro horas antes, y por casi doscientos votos de diferencia, la continuación de las sanciones contra Rodesia, cuya renovación parecía menos asegurada después de que los diputados conservadores se hicieran eco de un llamamiento de lan Smith pidiendo el reconocimiento de su Gobierno multirracial.

A pesar de que la consigna oficial era la de la abstención, la mitad de los diputados tories desafiaron la disciplina de partido y votaron el fin de las sanciones, como se lo había pedido horas antes el obispo Muzorewa, uno de los líderes negros rodesianos, en una carta en la que denunciaba la «mascarada y el cinismo británicos», a propósito de su ex colonia.

La reacción de la señora Thatcher ha sido fulminante. Su portavoz de Defensa, Winston Churchill, que votó con los «rebeldes», ha sido cesado. John Biggs-Davidson, portavoz para el Ulster, y otro de los notables del partido que desafiaron órdenes, ha preferido dimitir antes de que la jefe tory le pidiera la renuncia.