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El Gobierno austriaco podría dimitir

Por segunda vez en pocas semanas, un Gobierno europeo se tambalea tras una consulta popular sobre el recurso a la energía nuclear para fines económicos. A la hora de redactar esta información no ha decidido aún la directiva del Partido Socialista austriaco si el canciller Bruno Kreisky debe o no «extraer sus propias consecuencias» del resultado negativo del referéndum celebrado anteayer.

El jefe del Gobierno austriaco, canciller desde el 21 de abril de 1970, había supeditado su continuidad al veredicto popular sobre si debe o no procederse a la construcción de la primera central nuclear del país.Los ciudadanos suecos provocaron hace un mes la caída de su Gobierno, una coalición tripartita, y los austriacos puede que se encuentren con el mismo resultado, con la diferencia de que en Viena los socialistas detentan el Poder en exclusiva.

Ahora todo depende de que la directiva del Partido asuma el reto del señor Kreisky antes del referéndum del domingo, subrayado en una conferencia de prensa posterior: «Considero el resultado de esta consulta como una derrota personal», dijo el canciller.

El primer referéndum en la historia austríaca ha arrojado estos resultados: un 64,1% de asistencia a las urnas, 50,5% de contrarios a la entrada en funcionamiento de la central de Zwentendorf (a treinta kilómetros de Viena) y 49,5 a favor. En cuanto a distribución de los votos favorables y contrarios, la incidencia de los ecologistas se ha hecho notar más en el oeste del país y menos en el Sur y Este. En esta actitud han coincidido regiones agrícolas, como Vorarlberg (84,4% de «noes»), y, altamente industrializadas, como Alta Austria.

Viena dijo «sí»

En favor de la apertura de la central de Zwentendorf se han manifestado especialmente Viena, Carintia, Estiria, Baja Austria y Burgenland.

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Este referéndum se ha convertido, de hecho, en ocasión de respaldo o de intento de alejar del Poder al canciller Kreisky, según las respectivas simpatías.

Hace un mes las elecciones municipales, con una significativa pérdida de terreno para los socialistas, anticiparon ya que el actual jefe del Gobierno austriaco tiene frente a sí a un sector competitivo aglutinado en torno a liberales y populistas, que denuncian por sistema la presión fiscal acentuada por el Gobierno Kreisky.

La situación creada al canciller como consecuencia de haber condicionado su continuidad al resul tado de las urnas es realmente difícil y comprometida para su partido. Renunciar a la central de Zwentendorf significaría incrementar el malestar del empresariado, que vería en ello una renuncia a una fuente de energía prometedora y, al tiempo, tener que hacer frente a los gastos ocasionados con la construcción de la «ruina más cara de Austria», han supuesto a la empresa alemana concesionaria 1,2 mil millones de marcos.

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