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El Ejército podría tomar el poder en Irán

Las grandes manifestaciones comenzadas el viernes después de la oración en las mezquitas continuaron el sábado en la mayoría de las ciudades de Irán en un clima político nuevamente enrarecido y violento que hace regresar el espectro de una toma del poder por el Ejército.

En Teherán, la jornada fue particularmente agitada, con los alumnos de institutos y universidades como protagonistas. Se calcula que más de diez personas han muerto y hay otras treinta heridas de gravedad. Al anochecer continuaban los incidentes en las áreas próximas al recinto universitario, en donde, al parecer, se oían disparos. En una ciudad donde sobran coches, los manifestantes han originado embotellamientos monstruos, agravados, algunos, por un cierto pánico cuando jóvenes con barras de hierro golpeaban a los automóviles paralizados y abandonados momentáneamente por sus conductores.Tres oficinas bancarias, situadas justo bajo el local donde Iberia acaba de inaugurar un despacho, fueron prácticamente destrozadas por escolares que arrancaban furiosos los retratos del sha y los destruían. Varios autobuses fueron incendiados en la misma zona, mientras un grupo de jóvenes intentaba, sin éxito, penetrar en el hotel Intercontinental, uno de los más lujosos de la capital iraní.

Numerosas familias norteamericanas y británicas abandonan discretamente el país en lo que parece una evacuación no declarada. El Gobierno, sin embargo, y, sobre todo, el Ejército parecen conservar una cierta calma, quizá confiados en que al menos por la violencia pueden controlar la situación cuando les apetezca, aunque, obviamente sea a costa de un elevado costo de víctimas. Los soldados patrullan cada vez en mayor número, mejor armados, con la bayoneta calada, permanente mente, mientras helicópteros artillados sobrevuelan toda manifestación y el campus universitario.

Oposición irreversible

La oposición al sha es, no obstante, irreversible y pocos son aquí los que creen que podrá conservar su actual poder. La exigencia mayor que se le formula, que abandone el poder absoluto y se convierta en un monarca constitucional, no la aceptará según opinan los observadores políticos, a menos que la presión de la calle evolucione hacia una auténtica guerra civil, posibilidad no deseartada, o que el propio Ejécito se lo «aconseje».

Sobre los orígenes profundos de los actuales incidentes circulan numerosas versiones. Para unos los ayatollah están contra el sha, primero porque les desposeyó de la tierras y bienes religiosos, y, segundo, porque aparentemente e último Gabinete que presidí Amuzegar canceló las subvenciones que con posterioridad a esa confiscación de tierras se le pagaban al clero.

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Para otros, comienzan cuando el sha traslada su control absoluto del sector político al comercial e industrial, causando el descontento de un sector en ascenso. Pero la versión más extendida es la de aquellos que creen que, en el fondo, los americanos, o más concretamente, las compañías petroleras norteamericanas y británicas, estuvieron en un principio detrás de todo, con mucha mayor intensidad que Carter en su defensa de los derechos humanos.

En efecto, este año debería ser renovado el contrato que da a las compañías extranjeras el contro del 70% del petróleo. Según todas las apariencias, el sha se oponía terminantemente a la renovación del contrato en esos términos y quería recortar el poder de las empresas petroleras. Para éstas se trataba de demostrar al sha los límites de su poder.

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