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Cinco jefes de Estado africanos estudian hoy en Tanzania una política contra Suráfrica

El pesimismo domina los medios oficiales británicos la víspera de la reunión que hoy mantienen en la capital de Tanzania los cinco líderes africanos de la «Iínea del frente», que se oponen a las políticas racistas de los regímenes de Salisbury y Pretoria. La escalada militar en la región confiere una especial relevancia a esta cumbre, aplazada al domingo para permitir la asistencia del presidente angoleño.

En Londres se piensa que la creciente hostilidad de los cinco Gobiernos comprometidos hacia la política de las potencias occidentales en el cono sur de Africa -agravada por los últimos ataques rodesianos sobre Zambia y Mozambique-, desembocará necesariamente en la adopción de una línea más «dura» a propósito de Rodesia y Namibia. Las conversaciones previas a la cumbre apuntan al rechazo por los presidentes de Tanzania, Mozambique, Zambia, Angola y Botswana, de la fórmula de independencia para Namíbia impuesta por Suráfrica, y a la exigencia de severas condiciones previas para la reanudación de cualquier negociación con el Gobierno de lan Smith sobre la base de las propuestas anglo-norteamericanas. Si prevalece esta postura su consecuencia directa será un mayor apoyo material y logístico a los guerrilleros del frente patriótico y del SWAPO.La posición en la reunión de presidente de Zambia se considera decisiva. Kaunda pisa un terreno peligroso, derivado de sus dificultades económicas y su debilidad militar. Por un lado, sus colegas africanos que hoy estará en Dar es Salaam, y especialmente los presidentes de Tanzania y Mozambique, dudan cada vez más de que, se mantenga el compromiso del líder de Zambia con los guerrilleros, sobre todo tras la criticada reapertura de su frontera con Rodesia. De otro, el ejército y el propio presidente han sido humillados por los recientes paseos militares de la aviación rodesiana, que han causado numerosas víctimas civiles y entre las fuerzas del Frente Patriótico. El enrarecimiento de las relaciones entre las tropas de Joshua Nkomo basadas en Zambia y el presidente Kaunda estaría reflejado en el descarrilamiento, por una mina guerrillera, de uno de los trenes que, a través de Rodesia, transportan el fertilizante que Zambia necesita desesperadamente para salvar sus cosechas de maíz.

Kaunda reiteró ayer, sin embargo, que en las presentes circunstancias, la escalada de la guerra en la zona es inevitable. A Lusaka han llegado ya los primeros misiles y cañones antiaéreos regalados por el Gobierno británico «con fines exclusivamente defensivos». Entre ayer y hoy, cuatro Hércules de la RAF siguen transportando a Zambia morteros, detectores de minas, instalaciones de radar y de comunicaciones terrestres por un valor aproximado de mil millones de pesetas. Londres ha asegurado que Kaunda no recibirá aviones ni carros de combate, y que no habrá instructores británicos en suelo de Zambia. Y Salisbury se ha adelantado a anunciar que sus aviones destruirán, antes de que entren en funcionamiento, las baterías de cohetes «Tigercat» que van a ser instaladas en la frontera por los técnicos británicos.

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