"Llevo tres días abandonado en la sala de tránsito de Barajas"

«Desde el miércoles estoy abandonado en la sala de tránsito del aeropuerto. Tengo que dormir en las sillas, no puedo ducharme. Hasta hoy viernes, Iberia no se ha encargado de darme de comer. He llegado acá contra mi voluntad y ahora no sé qué pretenden hacer conmigo.» Rhamadés Méndez Vargas, de nacionalidad dominicana, relató a EL PAIS con estas palabras la historia de un largo viaje procedente de Panamá y destino a Santo Domingo, pero que por motivos políticos y burocráticos ha llegado a la sala de tránsito de Barajas, sin poder salir de ahí.

Rhamadés Méndez Vargas es un activista político, militante del Movimiento de Liberación Doce de Enero, de carácter marxista-leninista. Desde 1974 está exiliado de la República Dominicana por su participación en un asalto a la embajada norteamericana en su país. A partir de ese momento se trasladó a vivir a Panamá. lugar en el que ha residido con sus tres hijas ejerciendo la profesión de periodista.A raíz de la amnistía promulgada en su país para presos políticos. tras la toma de posesión del nuevo Gobierno el 16 de agosto -asegura-, por vía de la cancillería de su país, se le comunicó que su caso estaba resuelto y que quedaba amnistiado. «La lista con los que podíamos volver se publicó también en el diario El Sol. Ante esto yo fui a Iberia y saqué cuatro pasajes, para mí y mis tres hijas con destino a Santo Domingo. La salida fue por la mañana del miércoles 18. Al llegar al aeropuerto pasan mis hijas, y a mí me recibe el, coronel Báez Mariñas. quien me comunica que no puedo entrar en mi país. Le enseño las listas. Insiste. Dejan pasar a mis hijas y me obligan a subir a bordo de un avión de Iberia con destino a Madrid.»

Desde su llegada asegura que, no ha hecho otra cosa que no fuera cuestiones para resolver su situación. Por parte de la policía española del aeropuerto de Barajas, uno de los comisarios le aseizuró delante de dos redactores de EL PAIS que el problema había sido creado por la República Dominicana y que las autoridades españolas no pueden hacer nada. «No puede entrar en España -le explicaron- porque no tiene dinero, ni siquiera una visa.»