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El cardenal Karol Wojtyla, elegido nuevo Papa

La Iglesia en Polonia

La primera fecha importante en la historia religiosa de Polonia hay que situarla en el Jueves Santo del año 966, cuando el rey Mieszko I recibe el bautismo con toda su corte. Esta fecha no sólo marca la conversión de Polonia al cristianismo, sino también el comienzo de la existencia del Estado polaco en el concierto de la Europa de las naciones. Desde entonces, el pueblo polaco ha tenido como máxima Polonia semper fidelis.Paul Wlodkovic, rector de la Universidad de Cracovia, fue uno de los primeros que defendió el principio de la libertad religiosa (Concilio de Constanza, 1414). Y durante el Renacimiento y la Reforma, Polonia es una de las pocas naciones europeas sin guerras de religión ni excomuniones, hasta el punio que se ha podido hablar de ella como de un «Estado sin hogueras». Esta tradición ha continuado desde 1945 hasta nuestros días, con motivo de la instauración, por el extranjero, de un régimen comunista.

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El catolicismo polaco se puede desglosar en cuatro grandes características:

Una religión de masas: se puede observar una asistencia masiva a todas las prácticas religiosas. Esta fe popular tiene quizá un gran componente sentimental y emocional que se traduce en grandes manifestaciones externas (peregrinaciones, procesiones). Después del Vaticano II se ha sentido la necesidad de una nueva catequética para profundizar en esa fe sencilla. De ahí la creación de un buen número de clubs de intelectuales católicos y de revistas posconciliares.

Es también una religión patriótica: hay que recordar que a lo largo de su historia Polonia ha sido, en numerosas ocasiones, una «nación sin Estado», y en esos momentos dificiles, la Iglesia católica era la garantía de la polonidad, manteniendo la idea de soberanía nacional, con su primera expresión, la lengua. El santuario de Czestochowa existe, entre otras cosas, porque en 1655 el padre Kordeckl, prior de los monjes instalados en el monasterio, consiguió rechazar el asalto invasor de los suecos y proteger al rey de Polonia.

Este hecho se puede considerar como el arranque de la tercera característica del catolicismo polaco: es una religión mariana. Basta leer cualquier cancionero polaco o frecuentar el campo, repleto de ermitas consagradas a la Virgen, o visitar un hogar, decorado ampliamente con iconografía mariana, para darse cuenta de la profunda devoción que profesa el pueblo polaco a María.

Como última característica del catolicismo polaco podemos indicar que es un cristianismo clerical, debido en gran parte al prestigio que han tenido y mantienen sus sacerdotes. Ahora está tomando conciencia de su importancia el laicado, pero sigue pesando la tradición clerical. Hay en la actualidad en Polonia 77 obispos, 26.000 sacerdotes y 30.000 religiosos.

En septiembre de 1976, el entonces cardenal Wojtyla y hoy papa Juan Pablo II, en unas declaraciones a la agencia católica de información Religious News Service, de Nueva York, puso de manifiesto «la gran floración de vocaciones al sacerdocio en Polonia, a pesar de la más profunda oposición ideológica entre la Iglesia y el Gobierno comunista».

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