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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La pérfida Galia y la dulce Albión

¿Habrá que hablar de «la pérfida Galia» y de «la dulce Albión»? Me pregunto si no habrá llegado - el momento de cambiar los epítetos que convencionalmente usamos cuando nos referimos a nuestros vecinos de allende el Pirineo y de más allá del Cantábrico. Mientras que los británicos, en otros tiempos tan dados a crearnos problemas por todas partes y también en el País Vasco, ahora descubren y denuncian cargamentos de armas que pudieran tener Bilbao como destino, de los galos se sospecha que puedan estar dando carta de trabajo a quienes tienen como principal o única actividad laboral la caza de los agentes del orden accidentalmente democrático en España, y que el presidente Giscard d'Estaing, tan aficionado a las monterías «lui meme», evita el que se hagan con escopeta nacional vasco-francesa cuando de algún modo promociona las de Eibar. El tiempo dirá si ese juego puede durar mucho, pero por el momento está dando resultado y los gendarmes se limitan a ver como se queman las barbas de sus vecinos los guardias civiles y los policías armados.Cierto que la cosa no viene de ahora. Recuérdense los honores. que, tal vez agradecidos porque no hubiese echado raíces en San Juan de Luz, rindieron los soldados del, país más centralista del mundo al. Arbol de Guernica cuando, hará. pronto un par de siglos, ocuparon Vizcaya. En todo caso, «á la guerre comme á la guerre» y en guerra. estábamos entonces, pero ahora, cuando monsieur le president se proclama a sí mismo mentor de nuestro Rey, de cuya hospitalidad viene a gozar en el palacio de Aranjuez...

Y, por hablar de alguien al otro extremo del espectro político francés, ¿qué decir de «monsieur» Marchais cuando, por su parte, trata de disuadirnos de entrar en el Mercado Común, porque, según él, no interesa a nuestra clase obrera, y a renglón seguido nos pide que recordemos que en los años difíciles del franquismo les tuvimos a él y a su propio partido con nosotros? . Eso sí que es tan francés como el Roquefort y el Camembert. No ya el que pretendan evitarnos males, sino el que, cuando los males que a menudo ellos contribuyeron a que nos aquejasen nos aquejen, se conduelan y se aflijan por nosotros. Esos «voyeurs de la révolution», que escribía recientemente Pedro Altares, pudieran estar obrando de tal modo que facilitasen el que aquí volviéramos al pozo de la dictadura, pero nosotros debemos estar seguros de que después no dejarían de asomarse al brocal para expresarnos su simpatía y para darnos ánimos.

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