Asesinado el presidente de la Audiencia Territorial de Roma

El juez Girolamo Tartaglionel presidente de la Audiencia Territorial de Roma, fue asesinado ayer por la tarde cuando abandonaba su domicilio en la capital italiana. El juez, que contaba 65 años de edad, era el responsable de la aplicación de la amnistía, y su trabajo no estaba vinculado con el caso Moro. Aunque una voz anónima reivindicó el atentado en nombre de las Brigadas Rojas, mediante una llamada telefónica al vespertino derechista romano Vita, la policía no descarta que se trate de una venganza personal por no haber concedido la amnistía a algún preso.

No hubo testigos del atentado. El juez recibió un solo disparo, en la nuca, cuando salía del ascensor, en su domicilio romano. El comunicante anónimo de Vita, una mujer, dijo que las Brigadas Rojas publicarían un comunicado sobre el atentado, hecho que al cerrar esta edición no se había producido.

Polémica sobre las confesiones de Moro

Este nuevo crimen llega en un momento de ardua polémica sobre la necesidad o no de publicar las cinco confesiones que hizo Aldo Moro a sus secuestradores de las Brigadas Rojas. Estas confesiones fueron aprehendidas por la policía en el transcurso de la redada que tuvo lugar días pasados en Milán.Todos los partidos coinciden en que deben ser publicadas, en el caso de que ello no suponga un perjuicio para la instrucción del proceso en curso. Pero la realidad es que las citadas confesiones están en manos ya de algunos órganos de prensa.

El semanario L'Espresso, en el número que aparece hoy, publica algunos de los párrafos de las confesiones, en los que critica duramente a sus compañeros de partido. Del jefe del Gobierno, Giulio Andreotti, dice que está «ligado a grupos de negociantes y de intrigantes». De Benigno Zaccagnini, secretario general de la DC, afirma "que es el peor secretario que ha tenido el partido», y cuando habla de su sucesor en la presidencia democristiana, Flaminio Piccoli, afirma que es «un pobre idiota». Según los párrafos reproducidos por el citado semanario, Moro estaba a punto de abandonar la Democracia Cristiana.